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En los últimos años no las hemos pasado en nuestro país de elección en elección, algunas muy necesarias como las Presidenciales, parlamento nacional, regionales, etc., y otras bien caprichosas, de esas que no le resuelven los problemas a nadie, como fue la de la enmienda constitucional. En todas las contiendas los oficialistas utilizaron subliminal o directamente el nombre del expresidente Hugo Chávez (QEPD), de quien debemos decir que cuando se midió personalmente jamás fue derrotado, en cambio cuando involucraba a personajes de su equipo cercano (Jaua, Diosdado, etc.) o tocaba temas que lesionaban los intereses de la mayoría (reforma) no le salían las cosas como se les plateaban, con esto podemos decir, que ni en sus mejores momentos de vida política activa, Chávez pudo endosar todo su liderazgo en terceras personas.
El liderazgo es el conjunto de habilidades que un individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en grupo de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo, en el logro de metas y objetivos, y de eso Chávez tenia de sobra, pero era él, estaba presente, ahora bien, si revisamos las ´pasadas elecciones del 16 de diciembre, podemos apreciar que el pueblo soberano ratificó la confianza en Henrique Capriles, Henry Falcón y Guaruya, pero también respaldaron la opción de Vielma Mora en el estado Táchira, donde en los comicios del 07 de octubre el mismo Chávez sufrió un revés, es decir, el liderazgo es de cada quien y no se endosa.
En la Venezuela de hoy, el dilema presidencial verdadero del 14 de abril de 2013 no se plantea entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles, quienes son los nominados para estos comicios. En el fondo, los contendientes son Henrique Capriles en contra de los chulos de nuestra Patria, llámense Raúl Castro, Evo Morales, Rafael Correa, Cristina, etc. Maduro no es un candidato en sentido estricto de la palabra. Él no es él.
El venezolano está cansado de pajaritos preñados, queremos soluciones a la interminable lista de problemas que tenemos; el candidato Nicolás no apela a ninguna de sus virtudes que pueda legítimamente tener sino más bien a los méritos de otro, de los cuales él se siente heredero. Lo que no es heredable es la virtud y la capacidad para gobernar. Virtudes y capacidades no son objetos que alguien pueda adoptar de otro o comprar en la bodega de la esquina. Maduro no ha pronunciado ni un solo plan, que haya salido de su elaboración, para explicarle al país cómo va a hacer para encarar los graves problemas que Venezuela enfrenta.
Venezuela es y será por siempre un país libre y soberano, Henrique Capriles ha manifestado que no responderemos a los exclusivos intereses de los gringos, pero que tampoco subsidiaremos los caprichos de los dictadores del mundo. Por su parte el candidato del oficialismo solo habla de los Castros, como que si son el mejor ejemplo a seguir, Cuba es un país anclado en la prehistoria, gobernado por una dictadura hereditaria que traspasa el poder de un hermano mayor a otro menor, conservando esencialmente las mismas políticas. Un país donde sus ciudadanos viven en una cárcel al no poder disponer de sus vidas y de actos tan elementales para el ser humano como es pensar diferente, leer el libro que prefieran o participar en la política en el partido u organización política de su preferencia, donde solo por pensar en ser libre te lleva al paredón o a la prisión perpetua.
Lo cierto es que Nicolás Maduro es hoy el representante en Venezuela de ese modelo fracasado, ya no guardan ni la forma, se sienten orgullosos cantando el himno de un país oprimido por dictadura, en vez del Gloria al Bravo Pueblo.
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Necesitamos un presidente que no sea indolente con las necesidades básicas de los venezolanos, nuestro territorio es demasiado rico en recursos naturales para estar pasando por la triste realidad de la escases, los apagones, la falta de agua, la inseguridad, el desempleo, el sistema de salud deteriorado y para colmo quieren distraernos con pajaritos en el aire.
Emilio Guzmán Rojas / @emilio_guzman