En Venezuela tenemos varios años escuchando a los voceros del oficialismo sobre unas presuntas invasiones del imperio, bloqueos y guerras económicas, e inclusos magnicidios y ataques terroristas programados, que mantienen en zozobra a muchos de los que habitan en la patria de Bolívar, pero cuando se evalúa exhaustivamente y con el mayor sentido de la objetividad, el ciudadano de a pie abre los ojos y concluye diciendo que todos esos males que intentan imputárselos a las fulanas potencias extranjeras son de absoluta y plena responsabilidad del gobierno nacional.
En todos los rincones del país se ha incrementado el forcejeo para conseguir los alimentos, además de las interminables colas, la exposición a la intemperie inclemente, la humillación a que se exponen quienes tienen más necesidad y la escases de los productos básicos conlleva a mantener un perfecto desorden en la economía del hogar, ya que cuando se tropiezan con algún rubro que estaba desaparecido por meses, optan por gastar hasta el último centavo en ese solo renglón. Pero las autoridades se justifican fácilmente y como siempre no tienen culpa de nada, aplican leyes y más controles, tarjetas electrónicas de racionamiento, señalan a los bachaqueros colombianos como responsable de la extracción de alimentos, a sabiendas que es un contrabando contralado por la Guardia Nacional, crean matrices de propaganda para imputar a Lorenzo Mendoza y al grupo Polar de no producir, o peor que eso acaparar los alimentos, en fin en eso pierden el tiempo; considero que el gobierno debería aprovechar el llamado a las mesas de entendimiento y reorientar el curso de las medidas en la materia agroalimentaria, de una vez por todas deben reconocer el fracaso en las políticas de producción, reflexionar sobre abandono sistemático a la gente del campo y cesar la persecución sin cuartel de quien toda su vida fue productor; basta de generar odio y revanchismo a los militantes del partido de gobierno en perjuicio de quienes se han jodido toda una vida echándole bolas en esos “tostadales”, esas políticas propagandísticas de hacer creer a un sector importante de la población de que todo aquel que tiene una parcela y cuatro vacas es porque se las robo en la cuarta República son manipulaciones, que solo promueven las invasiones y la destrucción a predios de alta producción.
En cualquier Nación del mundo puede generarse una crisis por la escases de algún rubro, por ejemplo, la prolongación del periodo de lluvias puede dañar las siembras de tubérculos, pero no se justifica que en Venezuela se desaparezcan en el mismo momento la harina de maíz, la leche, el arroz, el café y el azúcar, ósea, no se produjo nada?, paradójicamente lo que nunca falta en los anaqueles son los alimentos de la cesta básica que sus materias primas no se producen en el país, como la sémola de trigo para la elaboración del popular espagueti, en conclusión importando si somos buenos.
El gobierno que con desaciertos encabeza el Presidente Nicolás Maduro debe escuchar a los que saben de la materia, es imprescindible erradicar experimentos como los fundos zamoranos, gallineros verticales o sembrar lechugas en plena avenida Bolívar de Caracas que le costaron al país un ojo de la cara. Con todo lo antes expuesto lo único que se ha cosechado es una caída estrepitosa en los volúmenes de producción en cereales y lácteos, fíjense, solo en Anzoátegui, en los municipios Bruzual, Cajigal y Carvajal, se cosechaban cerca de 50 mil hectáreas de maíz y sorgo al año a razón de 4 mil kilos por hectárea, estamos hablando de 200 millones de kilos de cereales, además del subproducto que se aprovechaba para el consumo del ganado, hoy en día no se siembran ni 4 mil en los tres municipios, motivado a la inseguridad personal, las expropiaciones, la inestabilidad jurídica, agravada por la falta de Insumos, semillas, fertilizantes, controles de precio y la falta de estimulación al productor. Ya es hora que con humildad el gobierno dé los primeros pasos para sacar al país de este atolladero.
Emilio Guzmán / @emilio_guzman