12 de febrero de 2012: día de la juventud. Amaneció claro y despejado. La lluvia se hizo a un lado para que transcurriera sin complicaciones el día más importante y significativo para la Unidad Democrática.
Los opositores salieron a votar temprano, otros a movilizar a su gente. Lo cierto es que nadie se quedó en su casa sino que Venezuela apostó a romper con esa maldición que quiso echar Chávez sobre nuestro pueblo, sentenciando una participación de las Primarias de Unidad menor a un millón y medio de electores.
El tiro le salió por la culata al régimen y tres millones de ciudadanos fueron a los centros de votación, hicieron su cola y ejercieron su derecho. Un estupendo resultado, para nada estimado por la MUD: siempre se previó sacar entre dos millones a dos millones y medio de votos.
El victorioso con un 64% del apoyo de los electores, fue Henrique Capriles Radonski; venezolano, político, demócrata y Gobernador actualmente del estado Miranda. En segundo lugar con el 30% está Pablo Pérez, ratificado en el estado Zulia como gobernador por la mayoría absoluta de las personas que salieron a votar en este gigante del occidente.
Antonio Barreto Sira fue el gran ganador de Anzoátegui y con él, candidatos a alcaldes que tienen la labor de hacer fórmula unitaria para concretar una victoria el próximo 7 de octubre.
Es menester mantener el criterio de equipo que la MUD con todos los obstáculos que siempre se presentan, ha consolidado. Los votos hablan por si solos. Aplaudimos el desempeño de la gente, sobre todo los jóvenes que en su aliento de preservar una esperanza para el futuro, se fajaron en los centros de votación, colas, lugares abarrotados de personas, para llevarlos a votar.
Esa fue la idea de estas primarias, exponer la maquinaria de la Unidad. Ya el chavismo sabe que hay tres millones de venezolanos que se atrevieron y que en octubre llegará el cambio que necesita este pueblo. El barco no se hunde para la esperanza, se hunde para los traidores que nos prometieron una revolución y crearon fue pánico en una sociedad sumida en la inseguridad.
Ángel Arellano / @angelarellano