Una broma rebuscada, pero efectiva.
Dos amigos decidieron hacer pasar un extraño momento a los trabajadores de un local de comida rápida, quienes creyeron volverse locos al oír a alguien gritando sus nombres.
La “operación” consistió en que el primer bromista compró un combo de hamburguesa en el lugar y en la boleta pudo ver el nombre de quien lo atendió, grabando un particular llamado.
Luego, el segundo bromista utilizó ese audio y lo reprodujo en su auto, en medio de la compra de comida.
“Me estoy volviendo loca, quizás necesito un descanso”, dijo una de las trabajadoras.