Ayer se hicieron públicos los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2017, llevada a cabo por la UCAB, la USB y la UCV, y sus resultados son sencillamente devastadores: Venezuela, lo reflejan sus números, no es más que un país destruido, que se encuentra no ya al borde sino inmerso de lleno en una tragedia social de magnitudes impensables y consecuencias aterradoras. Los ya casi 20 años de revolución socialista han representado para el país lo que para otros lugares las hecatombes naturales: procesos de destrucción, miseria y muerte.
Son números de la ENCOVI 2017 (que nos hemos encargado de escrutar con lupa durante toda la jornada) que un 87% de la población venezolana está en situación de pobreza, y un 61,2% de ella (más de la mitad, nótese) en pobreza extrema; que sólo 1 de cada 10 venezolanos (11,6%) tiene ingresos suficientes para alimentarse bien y que aproximadamente 8,1 millones de habitantes hacen dos o menos comidas al día, siendo el desayuno la que más personas (20%) optan por suprimir; que estas pocas comidas que se hacen no son ni siquiera nutritivas, porque 2017 fue el año de la desaparición definitiva de las hortalizas (las que aportaban algo de vitaminas) de la dieta regular del venezolano, que ha quedado limitada sólo a arroz, harina de trigo y tubérculos, y fue también el año en el que, en consecuencia, más de la mitad de los venezolanos (63,4%) perdieron en promedio 11,4 kilos de peso.
Y desafortunadamente eso no es todo: actualmente hay en la calle más de 1 millón de niños y adolescentes (entre 3 y 17 años) que no van a la escuela, y, de los que van, 39% lo hace esporádicamente: usualmente por falta de alimento o de transporte. La violencia se ha apoderado ya de un 90% del territorio nacional, siendo los jóvenes sus víctimas favoritas: diariamente son asesinados 5 adolescentes (12-17 años), 24 jóvenes (18-24 años) y 14 adultos jóvenes (25-29 años), para un total de 43.
Diariamente, repetimos. En salud, y para cerrar, sólo dos datos: en este país de hospitales colapsados 68% de la población no tiene seguro médico, y tenemos la peor tasa de mortalidad materna del continente (sólo superada por Cuba) con números de 1998, fecha en la que, no es casualidad, comenzó todo. Porque éstos, en definitiva, no son otra cosa sino los números reales del legado de Chávez.
Revista Ojo