Los planes de emigrar de algunos venezolanos se han visto frustrados en medio de la pandemia por la suspensión indefinida de los vuelos comerciales. Hay quienes dejaron sus empleos esperando una fecha de viaje que finalmente no se pudo concretar.
Es el caso de Marietta Hernández. Esta venezolana tenía boleto aéreo para empezar en abril un curso de inglés en Malta, pero al reportarse los primeros casos de coronavirus en el país a mediados de marzo, las operaciones aéreas fueron suspendidas y su plan quedó paralizado.
«El año pasado me rechazaron dos visas por ser venezolana, lo que generó en mí una gran frustración; sin embargo, logré poder concertar un plan académico el cual costeé con mis ahorros y hoy en día está en juego, porque no sé si efectivamente voy a poderlo concretar», aseguró Hernández a la Voz de América.
Al decidir emigrar, dejó su empleo y ahora teme no tener los suficientes ingresos para sobrellevar una economía que lleva dos años y medio en hiperinflación.
«La verdad, es que estamos en un país donde la incertidumbre juega un rol relevante. No sabemos cuándo, efectivamente, vamos a poder salir del país y, dentro de esta situación, Venezuela atraviesa una crisis humanitaria», agregó.
En una situación similar se encuentra Federica Chacón, quien esperaba comenzar en agosto un postgrado en psicología clínica en Canadá, así como reencontrarse allí con su pareja.
«Es raro pensar que a lo mejor abre Canadá sus fronteras a los extranjeros y, por este gobierno, me quede aquí. Es como la ilusión de que iba a conocer el nuevo hogar y resulta que no», comentó Chacón a la VOA.
Este mismo lunes, el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac) de la nación sudamericana informó que extendió por otros 30 días la restricción de vuelos comerciales.
Entre 2014 y 2019, un 19% de los hogares venezolanos reportó que al menos uno de sus familiares se había ido de Venezuela, según un estudio elaborado por la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas.
Con información de Voz de América