Parafraseando a Earl Granville, realmente el país y más este Municipio Urbaneja son el hogar de la paradoja: “tienen todo y no tienen nada”. La histografía venezolana devela cómo un gobierno puede ser rico, mientras el país se encuentra pobre y estancado. En este artículo queremos hacer un análisis retrospectivo de esta curiosa realidad ¿cómo nos dejamos atropellar y además estamos felices por ello? Así veamos:
En tiempos de colonia, cómo le costó a Bolívar hacer entender hasta a su familia que necesitamos independizarnos de los españoles, para poder desarrollarnos como nación. El rico criollo estaba cómodo, los que la pasaban mal eran los esclavos, los pardos y los pobres; pero eso no importaba. Tiempos en que el liderazgo de los caudillos, heredado de la madre patria, se imponía. Los grandes héroes, que ahora veneramos, entraron a la guerra para tomar el poder por asalto. Por ello escribe Bolívar al final de la gesta emancipadora: “estos primeros sesenta años de independencia fueron el teatro continuo de luchas estériles, de un olvido de los fines verdaderos de la nación, que hizo que el país no pudiera enrumbarse, prosperar ni encontrar caminos para su realización…”.
El poder se procura para el beneficio propio y no de la colectividad, una sociedad individualista: “no me des, ponme donde hay” “mejor es jalar bolas que jalar escardilla” “el guiso es malo cuando uno no está en el, pero cuando estas es buenísimo”. Esto ha quedado reflejado por Romero García: “Venezuela es un país de nulidades engreídas y reputaciones consagradas”; Rafael Poleo: Para los habitantes de este lodazal bituminoso, la política no es un instrumento de servicio ni de ejercicio histórico, sino el camino de la riqueza y la figuración”; Roberto De Vries: “los venezolanos identifican el placer con una misión en la vida, por encima de valore como el amor, el trabajo y el saber”…
Este comportamiento colectivo nos ha llevado al subdesarrollo donde nos encontramos empantanados. El problema está en nosotros: “para tener unos troncos de políticos, tenemos que ser unos troncos de ciudadanos”. Nadie quiere dar un paso adelante, porque: “eso es así”. Hay que hacerle oda al corrupto, porque tiene dinero y poder.
Ubicándonos en lo local, el Complejo Turístico El Morro, no sólo no se terminó, sino que fue vilmente depredado, con el consentimiento cómplice de la sociedad: algunos beneficiados, otros con migajas y otros ¡¡¡cómodos!!! Y para terminar esta gran labor, nuestro Alcalde otorgó en concesión, sin licitación, sin proyecto y sin proceso de concesión, 42 hectáreas de las 74 donde se programó la construcción del Parque Virgen del Valle (Cabildo Abierto), para hacer la Ciudad Vino Tinto. El “parque” con una Fundación y la comunidad, pues no, hay que hacer una “edificación” por un grupito. ¡Clarooo! sembraran unas maticas y unas caminitos algo parecido a un parque ¿y que más quieren? Total que importa lo que quiere la comunidad morreña, si Cesar Farias y Tarek quieren la vino tinto y además ¡el tipo esta de moda! A la sazón un grito ingenuo: ¡Cesar te queremos! ¿Ahora podremos revertir esto? ¿La comunidad morreña tendrá el coraje para luchar por lo que quiere? Amanecerá y veremos.
Carlota Salazar Calderón