Ann McDonald es una abuela de 60 años que perdió su pelo debido a la alopecia. Siempre coqueta, se cansó de usar pelucas y gorros para esconder su calvicie y decidió tatuarse toda la cabeza. Es que el pelo sintético era muy incómodo y, además, la hacía sentirse cada vez más fea y deprimida.
En una entrevista al sitio británico Daily Mail, contó que hace un tiempo venía con la idea de hacerse un tatuaje. Un día, navegando por Internet encontró la foto de una mujer con el cuero cabelludo estampado y decidió que ése era el diseño que quería hacerse.
Tardaron 12 horas en realizárselo y le costó algo más de mil dólares. Pero Ann afirmó, en el mismo reportaje, que está satisfecha con el trabajo del tatuador y que le encanta que la gente la mire en la calle por el enorme dibujo que ahora cubre su cabeza.
Pero… ¿Qué le pasó?
Se denomina alopecia a la pérdida del cabello. Puede ser localizada, generalizada, temporal, o definitiva. Es uno de los motivos de consulta más frecuentes en los consultorios pero ya dejó de ser un tema privativo del género masculino. Con el aumento del estrés, el consumo de determinadas hormonas y las dietas extremas, son cada vez más las mujeres que consultan por pérdida del cabello.
Entre las causantes más comunes encontramos desequilibrios hormonales como el relacionado con el embarazo (alopecia postparto), desequilibrios de origen psíquico (estrés o depresión), o nutricionales (alimentación desequilibrada, regímenes carentes de vitaminas y oligoelementos, etc.). Para contrarrestarla hay productos cosméticos (shampúes, cremas, sprays) especialmente indicados. Pueden ser generales o recetados de manera personalizada por un dermatólogo u otro profesional de la medicina. También hay tratamientos de estimulación con masajeadores y equipos láser. En casos más importantes se acude a la cirugía capilar o a los injertos.
Fuente: entremujeres.com