Este gen vinculado a la pérdida de peso, también está relacionado con el cáncer

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Es probable que en el futuro haya que plantearse cambiar el nombre a los genes supresores de tumores. Porque estas proteínas protectoras contra el cáncer están demostrando cada vez más que cumplen otros papeles clave en nuestro organismo. La última, las sitúa como elemento clave en un triángulo formado por el cáncer, la obesidad y el envejecimiento.1331041681_0

Lo han descubierto investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) -dirigidos por Manuel Serrano- en un trabajo llevado a cabo con ratones de laboratorio. Los animales con una copia extra del gen Pten parecen inmunes al cáncer y también más longevos y delgados, pese a comer más que sus congéneres.

Pten es un viejo conocido de los oncólogos, porque este supresor de tumores está inactivo en la mayoría de casos de cáncer. Por eso, no es extraño que una copia extra sea un seguro anticáncer en los animales; sin embargo, sus beneficios no se limitan a eso.

Serrano y su equipo -encabezado por Ana Ortega- han descubierto que los roedores con una ‘dosis’ extra de Pten son un 28% más delgados de media, incluso sometidos a una dieta hipercalórica; y un 12% más longevos. Además, su organismo parece mejor preparado para tolerar el exceso de grasa en el hígado y menos predispuesto a desarrollar diabetes.

Grasa parda hiperactiva

La respuesta a este fenómeno la hallaron en la llamada grasa parda, un tipo de tejido capaz de quemar la energía en lugar de acumularla. «Casi por casualidad, cuando desarrollamos un modelo de ratón con una doble copia de Pten observamos que eran animales más delgados», explica Ana Ortega a ELMUNDO.es. «Para comprender el porqué, nos pusimos a estudiar los distintos tejidos adiposos y observamos que tenían la grasa parda más densa».

«Activar este tejido se considera hoy en día la estrategia más prometedora y natural para tratar la obesidad», explica por su parte Serrano. Este tejido está diseñado precisamente para quemar grasa, «y sólo lo hace cuando el cerebro [mediante señales nerviosas] detecta el estrés producido por el exceso de nutrientes».

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Hasta ahora, todos los intentos por manipular dicha estimulación nerviosa se habían topado con numerosos efectos secundarios. Sin embargo, la nueva investigación publicada en la revista ‘Cell Metabolism’ ha demostrado que Pten es capaz de activarla para que queme energía de manera más eficiente.

La segunda sorpresa vino cuando el grupo de Ortega decidió emplear un compuesto antitumoral desarrollado por la unidad de Terapias Experimentales del propio CNIO. «Ellos llevaban cinco años trabajando en esta sustancia que mimetiza los efectos de Pten como diana contra el cáncer, pero al probarla en los ratones observamos que también actuaba sobre la grasa parda», resume Ortega.

«El fármaco ya está patentado por el CNIO para dos aplicaciones, tratar el cáncer y la obesidad (y síndrome metabólico)», explica Manuel Serrano. «Que se hagan ensayos clínicos contra la obesidad dependerá de que el centro encuentre un socio que quiera licenciar el compuesto y hacer la inversión millonaria necesaria para empezar los ensayos clínicos en humanos».

Dicha ‘pastilla’, aún en investigación, tendría el potencial terapéutico para reforzar la acción antitumoral de Pten y, al mismo tiempo, activar el tejido pardo como el mejor quemagrasa natural. Aunque para eso todavía habrá que seguir estudiando. «Hasta que no se hagan ensayos en humanos no se podrá saber la utilidad el compuesto», remata el investigador. «De momento no sabemos si adelgaza», concluye Ortega con cautela.

[Fuente]

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