«Un antes y después de Mónica», por @AstridSp79

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Astrid SilvestriUna vez más la inseguridad es un tema de conversación entre los venezolanos. Nuevamente somos protagonistas de hechos escalofriantes que opacan cualquier buena noticia que haya a nuestro alrededor.

Esta semana nos estremecimos por el asesinato de Mónica Spear y su esposo. Su historia, por demás de conmovedora, no deja de parecernos cercana. Mónica pudo ser cualquiera de nosotros y su pareja, la nuestra.

Hay tantas Mónicas en nuestras estadísticas rojas que sólo bastó que le pasara a una famosa para que desde Miraflores y sus hilos conductores se toparan con la realidad que nosotros nos encontramos cada vez que salimos a la calle.

Este doble homicidio desnudó lo vulnerable que estamos desde hace tiempo y la indiferencia con la cual se dejaba a un lado el tema. A dónde uno va, se habla de lo sucedido, de las estrategias cada vez más eficaces de los delincuentes y de la cada vez más lejana “sensación” de que nada de esto pasaba en el país.

Pesa mucho saber que una muchacha que ni siquiera vivía en el país añorara nuestros paisajes para enmarcarlos dentro de sus recuerdos y los de su familia. Ahora, la belleza de nuestra Venezuela queda manchada porque sólo este retrato oscuro es el que recordará la pequeña hija de Mónica y el resto de sus parientes.

Esta muerte aún nos tiene indignados, molestos como si se tratara de alguien con quien tenemos un vínculo cercano, a pesar de que sólo la pantalla nos acercaba a ella. Y es que cuando veo la rapidez con la cual han actuado las autoridades, me da una sensación agridulce cuando imagino a los miles de asesinados anónimos que aún esperan justicia o simplemente se resignaron a no verla.

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Por qué un caso mediático desató esta ola de persecuciones y de movilizaciones de efectivos policiales y declaraciones inmediatas hasta del Presidente de la República quien hasta ahora trataba a la inseguridad con mano de seda y a otros con dedos de piedra.

La justicia debe ser para todos. La indignación debe ser con cada muerto de este país. Es cierto que hay una gran descomposición social, pero también es verdad que este gobierno contribuyó día tras día con su desarrollo con cada justificación que daba a los actos delictivos y a su preocupación eterna por llegar triunfador a una elección y su falta de ocupación por dejarnos una patria verdaderamente segura.

Hay mucho qué hacer, hay mucho qué dar. Necesitamos que las zonas rojas sean cada vez menores, que haya más patrullaje en ellas, más reguardo en las barriadas, en las zonas rurales y en las urbanas. Que se tenga el mismo aplomo tanto para criticar a un dirigente y meterlo preso por años, como para encarcelar a un delincuente.

Que Mónica sirva para marcar un antes y después de los números rojos en este país. No podemos seguir sobreviviendo y dejar nuestra vida en manos de otros. Todos somos Mónica, todos somos Thomas, todos quisiéramos un futuro diferente para la pequeña Maya.

@AstridSp79 / Astrid Silvestri

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