¡Propulsión a pipí! Eso es lo que sugiere una investigación recientemente publicada en Inglaterra, donde orina sin adulterar se utilizó como combustible en celdas microbiales. La novedad no es el uso de este tipo de celdas de combustible, sino más bien el uso de la orina sin que necesite pasar por ningún tipo de tratamiento o destilación.
Las celdas microbiales se usan ampliamente para generar electricidad, pero normalmente requieren bacterias, azúcar, agua sucia u otros componentes químicos. La orina podría ser más fácil de conseguir en ciertas circunstancias.
Las pruebas sólo han generado cantidades “usables” de energía (es decir, no mucha), sin embargo, el investigador Ioannis Ieropoulos dijo estar “emocionado por el potencial del trabajo”.
Estas celdas microbiales en particular se “comen” la orina y desechan electrones, que se pueden capturar para generar energía. El próximo paso es hacer que los microorganismos se vuelvan más eficientes para generar más energía. La parte buena es que no hay escasez de orina para alimentarlas.