La exposición interactiva «Nuestra cocina global: comida, naturaleza y cultura», aborda la cultura global del presente, del pasado y del futuro, prestando especial atención a los problemas alimenticios más desafiantes de nuestro tiempo.
Según explicó a Efe la directora del Centro de diversidad y conservación del AMNH, Eleanor Sterling, hay millones de personas en todo el mundo que no tienen suficiente para comer y en cambio, hay más de mil millones que comen demasiado y sufren sobrepeso.
«La alimentación ha cambiado mucho a lo largo de la historia y tiene que seguir cambiando para garantizar el futuro. Cambiando nuestra alimentación podremos cambiar el mundo», afirmó Sterling.
Así, según muestra la exhibición, las mesas del futuro estarán repletas de comida que ahora ni siquiera existe, como insectos cocinados, chocolate respirable o parches para alimentarnos parecidos a los que usan los astronautas y que aportan grandes dosis energéticas.
«La gente se asusta cuando piensa en comer insectos o algas, pero en todo el mundo se comen 2.000 especies diferentes de insectos y aportan grandes cantidades de proteínas. Además, nosotros comemos langostas, cangrejos y caracoles. ¿Qué diferencia hay?», señaló Sterling.
Estos cambios en la alimentación resultan necesarios cuando hay datos tan significativos como que 100 millones de niños en todo el mundo están por debajo de los niveles normales de peso y que el 30 % de la comida producida no se consume.
«Tenemos bastante comida en el mundo, el problema es la distribución de la comida y la política que se lleva a cabo para repartirla, ya que la distribución es injusta», afirmó Sterling, quién criticó que en los países donde más se cultiva, es dónde más desnutrición se detecta.
En su opinión, este problema tiene su origen en el complejo sistema de distribución, que genera un aumento de los costes en los alimentos que muchas personas no pueden asumir.
«La clave para garantizar la seguridad alimentaria está en los proveedores pequeños y en la distribución local que garantice que la comida llegue a todo el mundo», afirmó.
Además, en la exposición los visitantes podrán cocinar en una cocina virtual para aprender las técnicas culinarias de cada parte del mundo e incluso mirar en las mesas de los personajes más famosos de la historia para descubrir su auténtica personalidad.
De esta manera, se comprueba el viejo dicho «somos lo que comemos», ya que el tipo de alimentos que predominan en las mesas evidencian la identidad de la persona y el tiempo en el que vivió.
Por ejemplo, el carácter de Mahatma Gandhi se muestra en la comida que predominaban en su mesa, donde el arroz y el agua eran los elementos centrales de su alimentación de tradición vegetariana.
Sin embargo, un desayuno potente con huevos fritos o tortilla, tostadas y café son propios de personas activas con mucha energía, como por ejemplo, la del nadador Michael Phelps, que «entrena seis días a la semana, seis horas al día».
Pero más allá de su efecto en la salud de las personas, la comida forma parte de la cultura de cada sociedad y una prueba de ello es que los momentos especiales de la vida de las personas van acompañadas de una comida especial.
Así, los huevos se convierten en obras de arte para conmemorar la Pascua, los alimentos forman parte de celebraciones tan importantes como Acción de Gracias e incluso se cocina para despedir a los seres queridos.
También el arte de la cocina es considerado como una de las máximas expresiones de creatividad y tradición, ya que de una manera casi mágica, convertimos ingredientes en manjares con la utilización de herramientas y recetas que se han ido heredando de generación en generación.
«La comida no es solo un elemento vital para nuestra salud, sino también para nuestras relaciones interpersonales. Hay que abandonar las costumbres de ahora de comer delante del televisor y volver a las reuniones familiares alrededor de la mesa, porque al final, la comida nos marca como personas y son una parte muy importante de nuestros recuerdos», afirmó Sterling.
[Agencia: EFE]