Un casamiento supone toda una logística que demanda tiempo y energía. Lo cierto es que muchas veces, llega la fecha y, más de una novia, quiere hacer todo a último momento y ahí aparecen los errores más simples.
A tono. El color del bouquet de flores, el esmalte, la sombra de ojos y el labial tienen que guardar relación. La energía que supone casarse no tiene por qué trasladarse al maquillaje o la decoración.
Es así que un exceso de tonalidades puede desequilibrar la armonía y delicadeza de meses de trabajo.
Cuidado con la manos. Para ellas, nada mejor que colores naturales y conviene evitar las uñas postizas.
Nada de cambios abruptos en los días previos. La recomendación incluye tinturas de colores opuestos al cabello actual, reflejos muy claros -si se tiene pelo oscuro- y tampoco un corte radical.
La misma premisa corre también para las cejas, un peeling o cualquier otro cambio en el tratamiento dermoestético habitual en los días próximos a la fiesta.
Desde el portal español Que.es, sugieren realizarlos al menos tres meses antes o después de la boda.
Cuidado con el sol. Para las que tienen planes de casamiento en la próxima primavera o verano, conviene prestar atención al bronceado extremo y las marcas de la malla. (Total, la luna de miel también es un buen momento para disfrutar de Febo).
[Fuente: derf.com]