Trabajar engorda. Tanto es así que una de cada tres personas ha ganado nueve kilos de media en su actual puesto de trabajo, según reflejan los resultados de una macroencuesta realizada por Harris Interactive para Career Builder.
No todos los trabajos engordan igual, y aunque los que fomentan el ‘sedentarismo de oficina’ se llevan la palma, existen diferencias sustanciales entre unos empleos y otros. El sobrepeso no es el único problema de salud asociado al sedentarismo, por lo que si tu trabajo se incluye en la siguiente lista, será recomendable adoptar hábitos saludables que contrarresten las ocho horas al día que pasamos sentados frente al ordenador. Según reseño Elconfidencial.com
Auxiliar administrativo
Poco queda del cinematográfico estereotipo de las secretarias esbeltas, sin un gramo de grasa y con un atractivo físico muy por encima de la media de sus compañeros. Al menos, ese no parece ser el perfil predominante en las últimas décadas, ya que el 69% de los auxiliares administrativos tienen sobrepeso, lo que convierte a este tipo de trabajo en el que más engorda de todos, según los datos de Harris Interactive.
Ingenieros
El diseño de infraestructuras o el desarrollo de programas informáticos requieren una alta concentración, y muchas horas sin levantar la vista de las fórmulas o códigos para no cometer ni un solo error. Quizá por ello, y por el clásico mito imaginario del informático sentado frente a una pantalla, a altas horas de la madrugada, y con varias cajas de comida basura hacinadas a su alrededor, el 56% de los ingenieros ha aumentado varios kilos de peso por culpa de su trabajo.
Profesores
Sin lugar a dudas, otra de las profesiones con más riesgos para la salud psíquica y física es la de profesor. Si los maestros encabezaban la parte alta del ranking de los profesionales con más posibilidades de sufrir estrés, ahora también están entre los trabajadores que más engordan. Según los resultados de la empresa de sondeos norteamericana, uno de cada dos maestros sufre sobrepeso. Los malos hábitos alimenticios, debido a la carga de trabajo que tienen que llevarse a casa fuera de su horario laboral, está entre las causas aducidas desde el colectivo del profesorado para explicar su facilidad para ganar peso.
Enfermeras y profesionales médicos
Diversos estudios nutricionales han establecido una relación directa entre el estrés y el sobrepeso. La atención al paciente requiere de una profesionalidad absoluta, mientras que la posibilidad de ser demandados por negligencia, además de otras dificultades añadidas como comunicar la muerte de un paciente a los familiares no hacen más que incrementar las posibilidades de sufrir estrés. Además, también se ha demostrado que realizar turnos de noche en el trabajo, aumenta las posibilidades de sufrir sobrepeso, según una investigación publicada en el International Journal of Emergency Mental Health. Y es que las tasas de sobrepeso entre los profesionales sanitarios rozan el 50%.
Abogados, jueces y profesionales de la Justicia en general
La preparación de un caso en los tribunales requiere de una dedicación casi absoluta, siendo inevitable pasarse horas y horas estudiando e interpretando leyes. Una actividad sedentaria que es tan buena para la memoria como perjudicial para la salud física. El porcentaje de sobrepeso se eleva al 48% de los profesionales de la Justicia.
Operario de cadena de montaje
Si los trabajos de oficina convierten a los trabajadores en carne de cañón para engordar, igual de peligroso, o más, lo es trabajar como operario de máquinas o en una cadena de montaje. Su capacidad de movimiento todavía es más reducida que la de una secretaria o un teleoperador, que de vez en cuando tienen que desplazarse, aunque solo sea al despacho del jefe o consultar alguna duda a un compañero. Entre este tipo de profesionales, el porcentaje de trabajadores con sobrepeso es del 45%.
Científicos y académicos
El nerviosismo y el estrés acaban generando trastornos digestivos, y la presión a la que habitualmente están sometidos los científicos suele causar en ellos esta relación causal. No son pocos los proyectos a los que tras dedicarles muchas horas de trabajo acaban siendo descartados por la institución de turno o no reciben subvenciones para su desarrollo. Además, los avances científicos no siempre gustan a todo el mundo y la competitividad entre la comunidad académica es una fuente constante de tensión para este tipo de profesionales. Para el 39% de ellos, el trabajo es la causa de su sobrepeso.