La felicidad es el motor de la vida: la gente feliz vive más tiempo. El optimismo y las emociones positivas nos protegen de enfermedades cardíacas y aumentan nuestra resistencia.
Tomado de: Entiendelas.com
¡Conéctese con los demás!
Las relaciones humanas contribuyen de forma importante a la felicidad. Las personas con relaciones sociales amplias y sólidas son más felices, más sanas y longevas. Las relaciones estrechas con familiares y amigos nos dan amor, apoyo y aumentan nuestra autoestima. Fortalecer nuestros lazos y crear nuevas relaciones es esencial para la felicidad.
¡Haga algo por los demás!
Ayudar a otros es fundamental para nuestra felicidad. Ayudar a las personas no sólo es bueno para ellas, a nosotros nos hace más sanos y felices también. Dar a los demás fortalece las relaciones mutuas y contribuye a crear una sociedad más feliz. Y no se trata de dinero; podemos ofrecer nuestro tiempo, ideas o energía. Es decir, si quiere sentirse bien, ¡haga el bien!
Cuide su cuerpo
Mente y cuerpo van unidos. La actividad física nos hace más felices además de ser buena para la salud. Puede mejorar nuestro humor instantáneamente y nos puede incluso ayudar a salir de una depresión. No tenemos que correr una maratón; hay cosas simples que podemos hacer cada día. Simplemente, podemos salir afuera más a menudo y asegurarnos de dormir lo suficiente.
Póngase nuevos objetivos que le inspiren
Ver el futuro de forma optimista fomenta nuestra felicidad. Todos necesitamos objetivos que nos motiven, que supongan un reto pero sean alcanzables. Si perseguimos lo imposible, esto nos supondrá un estrés innecesario. Sólo los objetivos ambiciosos pero realistas dan sentido a nuestra vida y nos dan una sensación de plenitud y satisfacción cuando los alcanzamos.
Perciba el mundo a su alrededor
Ir por el mundo con atención al entorno puede aumentar nuestro bienestar: por ejemplo cuando caminamos hacia el trabajo, cuando comemos o en nuestras relaciones. Nos ayuda a conectar con nuestros sentimientos y a dejar de dar vueltas al pasado o de preocuparnos constantemente por el futuro.
Piense en positivo
Las emociones positivas como la alegría, la gratitud, o la satisfacción no son sólo buenas en el momento. Si se experimentan regularmente, ayudan a crear una espiral positiva y a ampliar recursos. Aunque tenemos que aceptar los altibajos de la vida de forma realista, centrarse en los aspectos positivos de cualquier situación nos ayuda: mejor ver el vaso medio lleno que medio vacío.
No deje de aprender cosas nuevas
Aprender influye positivamente en nuestro bienestar. Nos expone a nuevas ideas y nos ayuda a mantener nuestra curiosidad y entusiasmo. También nos da satisfacción y ayuda a mejorar la autoestima y la resiliencia. Hay muchas formas de aprender algo nuevo, no sólo a través de estudios reglados. Podemos compartir un talento especial, aprender un idioma, aprender a cantar o practicar un nuevo deporte.
Encuentre la forma de levantarse de nuevo
En la vida todos sufrimos alguna vez estrés, una pérdida o un trauma. La forma de responder a las adversidades influye en nuestro bienestar. A menudo no podemos elegir qué nos sucede, pero sí nuestra propia actitud ante los acontecimientos. Uno de los hallazgos más importantes de investigaciones recientes es que la resiliencia, como otras aptitudes vitales, puede aprenderse.
Siéntase cómodo consigo mismo
Nadie es perfecto. Pero a menudo nos comparamos con los demás. Obcecarnos con nuestros defectos o con lo que no tenemos en lugar de valorar lo que poseemos, nos hace difícil ser felices. Si aprendemos a aceptarnos como somos y ser más amables con nosotros mismos también cuando las cosas salen mal, tendremos más alegría de vivir y bienestar. También nos ayudará a aceptar a los demás como son.
Sea parte de algo más grande
Las personas que encuentran un sentido a su vida son más felices. También sufren menos estrés, ansiedad y depresión. Pero, ¿dónde encontramos ese sentido? Puede ser la fe religiosa, la maternidad o paternidad o una profesión lo que marque la diferencia. La respuesta es diferente para cada uno pero siempre implica conectarse con algo más allá de nosotros mismos.