¿Te cuesta delegar? ¿Crees que haces las cosas mejor que los otros? ¿Necesitas destacar por sobre los demás? ¿Buscas permanentemente el éxito y no te satisface nada más? Quizás algunas de estas interrogantes te identifiquen y, de ser así, es posible que seas una persona perfeccionista, una conducta que muchos pueden ver como positiva, pero que en realidad puede provocar serios «daños colaterales».
En 1980, en un artículo publicado en la revista Psychology Today, David D Burns, profesor asistente de psiquiatría en la escuela de medicina de la Universidad de Pensilvania, definió a los perfeccionistas como aquellas personas «cuyos estándares están fuera del alcance o de la razón, que se enfocan compulsiva e incansablemente hacia metas imposibles, y que miden su propio valor enteramente en términos de productividad y cumplimiento de objetivos».
Según el especialista, el perfeccionismo es una actitud muy extendida en la sociedad, que responde a un fenómeno cultural que es reforzado por diversos factores, como los medios y las creencias religiosas.
El problema es que quienes buscan la perfección en su vida, muchas veces deben pagar altos costos, tales como deterioro en su salud, un pobre auto-control, relaciones personales conflictivas y una baja autoestima, además de ser vulnerables a padecer diversos trastornos del estado de ánimo.
Hace unos días, «The Huffington Post» publicó un artículo en el que enumera 14 signos característicos de las personas perfeccionistas. Te invitamos a leerlos y descubrir si caes en esa categoría.
1. Siempre estás dispuesta/to a agradar: se trata de una conducta que se cultiva desde la niñez, y que es incentivada por padres y profesores. Funciona con el mecanismo de premio-castigo: si alcanzas grandes logros, te recompensan; si no tienes un buen desempeño, recibes una sanción. Como consecuencia, a las personas perfeccionistas siempre les entusiasma impresionar a los demás. El problema es que cuando no lo hacen, las invade la frustración e inseguridad.
2. Sabes que buscar la perfección te hace daño, pero crees que es el precio que debes pagar por el éxito: «sin dolor no hay ganancia» es el lema que prima en la mentalidad de quienes son perfeccionistas. Así, están dispuestos a hacer un gran esfuerzo para evitar ser mediocre o «del montón», incluso si para ello deben regirse por normas que a ojos de los demás son estresantes y poco razonables.
3. Te gusta dilatar: el perfeccionismo está muy relacionado con el miedo al fracaso. De esta manera, muchos perfeccionistas tienden a posponer tareas u obligaciones como una forma de anticiparse a la desaprobación de los demás.
4.- Criticas a los otros: juzgar a los demás es un mecanismo de defensa muy común: rechazamos en los otros lo que no podemos aceptar en nosotros mismos. Y los perfeccionistas son expertos en esto, además de ser muy exigentes y tener dificultades para ver más allá de su ojo crítico.
5. Apuntas siempre a lo grande: las personas perfeccionistas comúnmente se embarcan en los proyectos que de seguro serán exitosos. Si no lo creen así, prefieren evitarlos, es decir, tienen aversión al riesgo. Asimismo, viven su vida con la regla del «todo o nada»: si se les mete una cosa en la cabeza, su empuje y ambición los pueden llevar a no detenerse ante nada con tal de lograr lo que pretenden.
6. Te cuesta abrirte hacia los demás: debido a su intenso miedo a equivocarse y ser rechazados, a quienes son perfeccionistas les es difícil verse expuestos o vulnerables. Por esta razón, evitan hablar de sus miedos personales, inseguridades o decepciones, incluso con sus más cercanos.
7. Lloras sobre la leche derramada, aunque sabes que no debes hacerlo: las personas que buscan la perfección tienden a obsesionarse con cada pequeño error. El problema es que al enfocarse en ellos e intentar evitarlos, cada vez que cometen uno lo toman como un gran fracaso personal.
8. Tomas todo a modo personal: el pensamiento «no soy lo suficientemente buena/no» abunda en la mente de quienes son perfeccionistas. Esto debido a que en lugar de sobreponerse a las dificultades y errores, estos las/los vencen, haciéndoles pensar continuamente que ellas/ellos son el problema.
9. Te pones a la defensiva cuando te critican: es fácil detectar a una persona perfeccionista cuando en una conversación «saltan» a defenderse ante el más mínimo atisbo de crítica o amenaza. Su objetivo es proteger su frágil imagen personal y la forma en que los otros la/lo ven.
10. Sientes que nunca es suficiente: encontrar la perfección es imposible y es por esto que las/los perfeccionistas tienden a tener el sentimiento constante de que algo les falta y que hagan lo que hagan no logran el éxito que desean. Así, su motivación permanente es concretar sus «pendientes».
11. Ser del «montón» te pone nerviosa/so: quienes son perfeccionistas no aceptan ser buenos o estar dentro del promedio. Siempre quieren destacar por sobre el resto y ser consideradas/dos las/los mejores.
12. Disfrutas con los errores de los otros: cuando otra persona es la que se equivoca, las/los perfeccionistas sienten alivio e incluso placer. En otras palabras, los errores de los otros hacen que las/los perfeccionistas se sientan mejor sobre sí mismas/mos.
13. Sientes nostalgia de tu época escolar: en el colegio el éxito es cuantificable: notas, profesores que le tienen «barra» a quienes les va bien, etc. Y ese ambiente es agradable para la mayoría de los perfeccionistas. En cambio, en el mundo real, el éxito se mide de manera diferente.
14. Tienes un alma culpable: el perfeccionismo está muy relacionado con la depresión, la ansiedad, la vergüenza y la culpa. ¿La razón? Los perfeccionistas no son auténticos, no dejan que los otros los vean como realmente son, tienen una especie de escudo que les impide mostrar su vulnerabilidad.
[Fuente: primerahora.com]