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– Primero, aquellos que tengan tentaciones deberán demostrar su flexibilidad y discreción.
– En el baño: Es minúsculo, huele mal y las turbulencias son frecuentes. Aun así, cada año son más las parejas sorprendidas en este lugar. El consejo, es un buen sitio si el vuelo es tan largo que pasas la noche en el avión y todos los pasajeros duermen. Da algo de intimidad a pesar de los constantes movimientos.
– El personal de abordo controla mucho las idas y venidas de los pasajeros, por lo tanto hay que ser rápidos, si no quieren ser descubiertos.
– Bajo la manta: esto también se puede aplicar a un bus. Durante los vuelos nocturnos la mayoría de pasajeros duermen y las azafatas pasan con menos frecuencia por el pasillo. Con el asiento reclinado y la manta hasta las cejas nadie sabrá qué haces.
– Hay que estar muy atentos sí, porque si viajas en cabina económica, están demasiado cerca los unos de los otros, así es que esta técnica queda sólo para aquellos que viajan de dos, no de tres, ni de cinco. ¡Eso sin contar que hay vuelos que no ofrecen ni mantas!
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– En vuelo privado: Una compañía inglesa ofrece vuelos privados especialmente equipados para la ocasión (colchones, decoración romántica, champán…) a parejas que deseen hacer realidad su fantasía aérea. Ahora si tienes algún conocido que te pueda llevar en un avión pequeño, ya es a otro nivel, pero nada es imposible.