«A través del amor por su esposa, el hombre, después de alcanzar su propia satisfacción, debe acariciar los labios y clítoris de la mujer hasta que ella llega al orgasmo». No, no es una novela erótica, sino un libro escrito por un fraile capuchino polaco, Ksawery Knotz, en el que se muestra cómo practicar sexo «como Dios manda». Y disfrutarlo, como se desprende de este tratado dirigido a los creyentes católicos: «Hay que dejar de pensar que disfrutar con el sexo es malo».
Knotz afirma que una manera de hacer la divina obra de Dios es ayudando a las parejas casadas a practicar el sexo divino por medio de este libro. Pese al temor con el que la Iglesia católica se acerca al sexo, el fraile polaco asegura que la Iglesia aprueba sus textos. «Puedo hablar de esto sin que me quemen en la hoguera». Knotz, que trabaja desde hace años ayudando a matrimonios cristianos a resolver sus problemas de pareja, está convencido de que «el acto sexual acerca a la pareja con Dios».
“Ciertamente animar a las parejas casadas a rezar para tener una vida sexual buena y feliz, es una manera para ellos de acercarse a Dios”, dijo este monje católico romano a sus 43 años de edad.
“Al principio la gente en general se queda un poco sorprendida, pero al mismo tiempo, felizmente sorprendida”, dice Knotz, que como todo el clero católico ha hecho su voto de celibato.
El Kamasutra Católico, todo un éxito de ventas en países como Polonia y España, no lleva fotografías ni ilustraciones. El religioso dejó claro que admitió el citado subtítulo únicamente por «cuestiones de marketing», pero insistió en que no quiere que «se desvirtúe la verdadera intención de la obra», y que ese título «lleve a la confusión» a los lectores. Con infromación de culturizando.com
«Todo acto, caricia o posición sexual que tiene como objetivo la excitación del cónyuge está permitido, y agrada a Dios. Durante el acto sexual, el matrimonio puede demostrar su amor de todas las formas posibles, y brindarle al otro las caricias más deseadas», afirma el capuchino, quien defiende su trabajo pastoral con matrimonios.
«Para mí, ayudar a las parejas a mejorar sus relaciones íntimas supone también una forma de trabajar para Dios», asegura el religioso polaco, sin importarle que sus propios feligreses ya lo llamen, si bien cariñosamente, «el apóstol del Kamasutra católico».