La segunda mitad del año suele ser la más dura. El cuerpo y la mente están agotados, necesitan un cambio de actividad, un respiro o simplemente «no hacer nada». Si tienes alguno de estos síntomas tu necesidad de vacaciones es… ¡urgente!
1. No te puedes levantar de la cama. Cuando suena el despertador te ilusionás con la idea de que sea viernes, pero no, es miércoles y recién estás a mitad de la semana. Das mil vueltas, terminás saliendo tarde de tu casa, y por ende, llegando tarde al trabajo. Arrancás el día de mal humor.
2. Actuás como un preso. Así como un preso que cuenta los días que le faltan para quedar en libertad, tenés contabilizados cada uno de los feriados que restan en el año y cuánto falta para que lleguen. Rogás por un decreto que declare un puente, recordar el bicentenario de alguna batalla o lo que sea para no ir a trabajar.
3. Entras todos los días a sitios de compras de pasajes. Miras posibles combinaciones, ofertas de paquetes, vuelos promocionales a cualquier parte del mundo, haces cuentas y averiguas por planes de pago en cuotas. Te imaginas en una playa de arena blanca y aguas cristalinas…pero todavía no sabes ni cuándo serán tus vacaciones.
4. En el trabajo ya no soportas a nadie. Los chistes que en febrero te parecían divertidos ahora son intolerables. Odias a tus compañeros de trabajo (y también a tu jefe). Ya no soportas sus bromas, los evitas en el almuerzo y casi te molesta que respiren. Nivel de tolerancia: cero.
5. Siempre estás a mil. Vives pensando en lo que hiciste y todo lo que te falta. Haces piruetas para cumplir con tu agenda y el cuerpo te pasa factura. Las presiones cotidianas, la rutina y el ritmo acelerado hacen que aparezcan las contracturas, la acidez y que parezca que la cabeza te va a explotar en cualquier momento.
6. No puedes concentrarte en nada. En tu cerebro solo hay espacio para pensar en la playa que te espera o en esa casita rural en la montaña. Las planillas, los informes, los llamados, no puedes enfocarte en nada de eso. Cualquier intento de concentrarte en algo por más de diez minutos deviene en un fracaso rotundo.
7. Tardas el doble de tiempo en hacer cualquier cosa. Tus hábitos de trabajo, que normalmente son tan eficientes y productivos, de repente dejaron de funcionar y demoras el doble de tiempo en hacer cualquier tarea. A esta altura las vacaciones ya son una necesidad extrema.
8. Cada pequeño problema se está convirtiendo en un gran drama. De todo haces una novela melodramática. Te ahogás en un vaso de agua pero, cuando frenas un segundo, ¡te das cuenta de que no era para tanto!
9. Pierdes la paciencia. Y por eso peleas por todo en tu casa, en el trabajo, en la calle o en la fila del supermercado. Estás en un momento del año en que el que la palabra paciencia parece haberse borrado de tu diccionario.
10. Das mil vueltas en la cama. Haces zapping, te levantas, tomas un vaso de agua… El tiempo no pasa y la falta de sueño se transforma en una verdadera pesadilla. Al otro día te despiertas con un cansancio terrible y la rueda empieza a girar otra vez.
Si te pasa alguna o varias de estas cosas, tal vez sea el momento indicado para marchar hacia la oficina de recursos humanos y definir cuándo van a llegar las benditas vacaciones.
Fuente: [rumbosdigital.com]