La vida es un ciclo, donde nacemos, crecemos, nos reproducimos, envejecemos y eventualmente morimos. Pero el ser humano hoy en día intenta matarse aun más rápido, fumando desesperadamente, no llevando una buena alimentación, entre otras cosas.
Tomado de: Entiendelas.com
Más de la mitad de los fallecimientos del mundo (un 57%) pueden atribuirse a factores de riesgo concretos, perfectamente evitables. Y estos seis se llevan casi un tercio de las vidas
El mundo es un lugar repleto de desigualdad, pero hay algo por lo que todos vamos a pasar: la muerte. Aunque nunca estemos preparados para ella, sabemos desde niños que llegará tarde o temprano y (al menos de momento) es inevitable. Dado que nada ni nadie nos va a librar de acabar criando malvas, tendemos a pensar que el azar, la mala suerte o el destino será lo único que decidirá nuestro final. Pero esto es una gran mentira.
Como muestran los últimos datos del macroestudio Global Burden of Disease (“Coste mundial de la enfermedad”, GBD), más de la mitad de las muertes del mundo (un 57%) pueden atribuirse a factores de riesgo concretos, perfectamente evitables, causados por nuestro comportamiento o el ambiente en el que vivimos y trabajamos. Y, a diferencia de lo que ocurría hace décadas, muchos de estos peligros dependen de unos hábitos vitales que elegimos libremente.
Por primera vez en la historia de la humanidad, las enfermedades no transmisibles (NCD, por sus siglas en inglés) están matando a más personas que las enfermedades infecciosas. Todos los años 30 millones de personas mueren en manos de una NCD, esto es más de dos tercios de las muertes anuales. Las NCD más comunes son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas; y, todas ellas, pueden ser en gran medida atribuibles a hábitos de vida poco saludables.
Las personas que incurrían a la vez en los seis factores de riesgo tenían hasta cinco veces más posibilidades de morir en los seis años que duró el estudio
Un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Sidney ha identificado los seis factores de riesgo más peligrosos para nuestra salud. Cuatro de ellos son de sobra conocidos, pero los otros dos no suelen aparecer en este tipo de advertencias:
1. Fumar.
2. Beber demasiado alcohol.
3. Llevar una dieta poco saludable.
4. No practicar ejercicio físico.
5. Tener un comportamiento sedentario (estar sentado más de 7 horas).
6. Dormir poco o demasiado (menos de siete horas o más de nueve).
Una combinación mortal
Para llegar a estas conclusiones los autores del estudio usaron datos de un macroestudio en el que participaron 231.048 australianos de más de 45 años, cuyos hábitos y estado de salud se monitorizaron durante seis años.
Los investigadores estiman que los seis factores de riesgo identificados son culpables del 31,3% de las muertes, pero el peligro aumenta en función de los malos hábitos que acumulemos. Las personas que incurrían a la vez en los seis factores de riesgo tenían hasta cinco veces más posibilidades de morir en los seis años que duró el estudio que una persona que no tenía ninguna de estas costumbres.
La combinación de estar mucho tiempo sentado y no realizar ninguna actividad física tiene una relación muy estrecha con la mortalidad.
Como explican los autores en el estudio, que se ha publicado esta semana en la revista ‘PLOS Medicine’, “algunas conductas de riesgo tienden a agruparse, sobre todo en ciertos patrones, y su riesgo conjunto es mucho mayor que su suma indifidual”.
Según el estudio, fumar es el factor de riesgo más letal por si sólo, pero es, además, el que menos aparece en solitario (sólo un 1,39% de los participantes ‘sólo’ fumaban). Muchas de las personas que fuman también beben, y si bien el consumo de alcohol no está asociado de forma significativa con una mortalidad mayor, su efecto pernicioso aumenta de forma notable cuando está acompañado del consumo de tabaco. Y hay más: cuando estos dos factores de riesgo se combinan con un sueño deficiente, el riesgo aumenta de forma dramática.
Una de las novedades de la investigación es que cuenta por separado el riesgo que supone no realizar ninguna actividad física y el de estar todo el día sentado y, aunque ambas costumbres son perniciosas, se retroalimentan. “Un hallazgo clave de este estudio es que estar mucho tiempo sentado, que es el factor de riesgo más común, tiene un efecto pequeño sobre la mortalidad general”, explican los autores.
“Sin embargo, la combinación de estar mucho tiempo sentado y no realizar ninguna actividad física tiene una relación mucho más estrecha con la mortalidad. Esto podría indicar que estar demasiado tiempo sentados es particularmente perjudicial entre las personas físicamente inactivas”.