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«The New York Times» ha publicado un vídeo y un reportaje sobre el consumo de marihuana en Barcelona. El rotativo señala la creciente preocupación de las autoridades locales porque los clubes de marihuana y hachís se estén convirtiendo en un imán para el turismo que busca narcóticos.
Para sostener esta hipótesis el medio estadounidense aporta datos sobre su expansión: 200 establecimientos que sirven cada noche a unas 100 personas. «Para pertenecer a una asociación tienes que ser miembro, no son negocios. Son sitios donde la gente comparte sus plantas, que puede cultivar legalmente», señala la directora del «Hash, Marihuana & Hemp Museum» de Barcelona.
«Muchos clubes venden marihuana en el mercado negro», apunta «The New York Times». «Marruecos ha sido tradicionalmente el principal supervisor de droga de España, pero la crisis económica ha llevado a muchos españoles a cultivar para consumo propio», continúa. Un vendedor de cultivos confiesa que la situación ha cambiado en el país: «Antes no se veía a nadie tener un cultivo, pero ahora está a la orden del día el entrar a una casa y ver una planta».
El reportaje, titulado «Crecen los clubes de marihuana gracias a viejas leyes de hace décadas» apunta a que Barcelona desbancará aÁmsterdam como destino preferido para el turismo de la marihuana. En total, apunta, son 300 el número de estos locales la capital catalana sumado con los de sus alrededores.
Operación contra la asociación «Airam»
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Un juez de Barcelona ha dejado en libertad con cargos, por blanqueo de capitales y contra la salud pública, a los cuatro detenidos en la operación de los Mossos d’Esquadra contra la asociación cannábica Airam, una de las mayores de Cataluña, con más de 10.000 socios y que factura anualmente más de 1,5 millones de euros.. Entre los liberados figura Albert T., miembro de la junta directiva de Airam y presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas Autoreguladas de Cataluña (Fedcat).
Según los Mossos d’Esquadra, la investigación se inició en 2012, al detectarse que esta asociación cannábica, creada sin ánimo de lucro, tenía un nivel de facturación muy elevado, que no se correspondía con su actividad. En concreto, según los investigadores, los responsables de la asociación controlaban, directa o indirectamente, un entramado empresarial de ocho empresas, que facturaban habitualmente a la entidad.
Fuente [Abc.es]