El drama que rodea a la investigación sobre la mortal gripe aviar H5N1 continúa. Un grupo de 40 científicos pidió que el trabajo sobre el virus se reanude en los países que ya tienen pautas establecidas sobre la seguridad y los objetivos de esta investigación. Estados Unidos es uno de los países donde se llevan a cabo estos estudios, pero carece de dichos lineamientos.
Los investigadores publicaron una carta este miércoles en las revistas Science y Nature, tras una “pausa voluntaria” en la investigación anunciada en enero de 2012.
“Declaramos una pausa a esta importante investigación para ofrecer tiempo para explicar los beneficios a la salud pública de este trabajo, para describir las medidas adoptadas para minimizar los posibles riesgos, y para permitir que las organizaciones y gobiernos en todo el mundo revisen sus políticas (por ejemplo en bioseguridad, prevención biológica, vigilancia, y comunicación) en relación con estos experimentos”, según la carta.
En muchos países, esos objetivos se han logrado, según la carta, y los investigadores que tienen permiso de sus gobiernos para continuar con esta investigación deben hacerlo.
Pero no es claro cuánto tiempo pasará antes de que Estados Unidos emita pautas oficiales para las condiciones bajo las cuales puede continuar la investigación sobre la transmisión de H5N1, se detalla en la carta. Como tal, los laboratorios en Estados Unidos y las instalaciones en otros países que reciben financiamiento de ese país no deberían continuar con sus estudios sobre la transmisión.
¿Por qué hay tanta controversia sobre el estudio de esta gripe? Hagamos un pequeño recuento.
La gripe aviar H5N1 se transmite por medio de gotas pequeñas a través de las vías respiratorias. Puede ser mortal para las personas, pero hasta donde los científicos saben, aún no se contagia fácilmente de persona a persona. Los científicos intentan descifrar cómo podría volverse fácilmente transmisible, con el fin de ayudar al mundo a prepararse para una posible pandemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) registró 355 muertes humanas de H5N1 en 602 casos, aunque algunas investigaciones cuestionan esta tasa de mortalidad.
Dos grupos de científicos condujeron, independientemente, estudios (publicados en 2012) que involucraron la alteración genética de una cepa de influenza H5N1. Un equipo de investigación en Países Bajos y un grupo separado en la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, crearon versiones mutadas del virus H5N1, las cuales se transmiten más fácilmente entre los mamíferos en comparación con las que se encuentran en la naturaleza. Ambos grupos utilizaron hurones como sujetos de prueba, ya que estos animales tienen una respuesta a la gripe muy similar a la humana.
Los resultados de estos estudios fueron aceptados para su publicación, respectivamente, por Science y Nature, pero no fueron publicados de inmediato debido a que, en diciembre de 2011, se expresaron preocupaciones, incluyendo el temor de que la investigación pudiera ser utilizada para crear un arma biológica. También surgieron otras preocupaciones generales de seguridad.
En febrero de 2012, un comité de la OMS recomendó que ambos estudios controversiales fueran publicados en su totalidad. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) aceptaron la recomendación en abril.
Finalmente, en mayo se publicó el estudio en Nature, dirigido por el investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison, Yoshihiro Kawaoka. El estudio en Science, que salió en junio, fue dirigido por Ron Fouchier, del Centro Médico Erasmus en Rotterdam, Países Bajos.
Mientras el estudio en Nature observó cómo un virus de gripe aviar puede ser transportado por el aire a través de mutaciones y recombinarse con otros virus, el estudio en Science sugiere que las mutaciones por sí solas pueden lograrlo. Tomaría entre cinco y nueve mutaciones de la gripe H5N1 para que pudiera transmitirse por el aire, dijeron los científicos, lo cual es un rango bajo.
“Muta muy fácilmente, así que el riesgo ya existe en la naturaleza, y no investigar realmente nos pone en peligro”, dijo Kawaoka en una conferencia de prensa este miércoles.
Kawaoka no puede continuar su investigación en Wisconsin, financiada por los Institutos Nacionales de Salud, pues debe esperar las nuevas pautas por parte de Estados Unidos. Fouchier también recibe algo de financiamiento de los NIH, pero el resto es respaldado por la Unión Europea y otras organizaciones, así que su grupo puede continuar con el estudio de la gripe aviar al utilizar esos recursos que no son de Estados Unidos.
En las instalaciones de Fouchier en Países Bajos, los empleados que trabajan en la gripe aviar visten “trajes espaciales” y siempre hay una barrera entre ellos y el virus, dijo Fouchier. Los trabajadores también son vacunados contra la gripe aviar, aunque es difícil encontrar una empresa que produzca la vacuna; la última vacunación fue hace un año.
El grupo de Fouchier no reiniciará los experimentos inmediatamente, pero probablemente lo hará dentro de las próximas semanas, dijo. Su grupo intentará concretar exactamente cuántas mutaciones (y cuáles) son suficientes para hacer que el virus de la gripe aviar H5N1 pueda ser transmitido por el aire, y si estas mutaciones en particular también pueden hacer que otros virus de gripe aviar sean transmitidos por el aire.
Las cepas de gripe aviar de Indonesia y Vietnam fueron estudiadas hasta ahora en el contexto de las mutaciones. Pero, dice Fouchier, “hay otros linajes genéticos de H5N1 en Egipto, en China, por ejemplo, y que nos gustaría examinar si también en estos países, los virus pueden surgir con un fenotipo de transmisión por medio del aire”.