Cuentan que el barco más famoso de la historia, el Titanic, no se hundió rápidamente. Luego de la colisión con el iceberg, el gigantesco trasatlántico estuvo casi tres horas antes de hundirse en las profundas aguas del océano Atlántico. De eso hace más de 100 años. Dijeron algunos testigos haber visto corretear roedores hacia la popa de la embarcación, lo cual alertó a los más suspicaces.
Como la célebre embarcación, muchos gobiernos tropiezan con el iceberg de la realidad de sus malas gestiones. Maduro está viviendo ese momento. Las incontables crisis de 15 años de desgobierno chavista, confesadas últimamente por sus más insignes representantes, han fracturado el casco de la mal timoneada barcaza revolucionaria.
Las talanqueras epistolares recientes de quienes comienzan a abandonar ruidosamente la nave ya ocupan sin rubor grandes titulares, incluso, en páginas web revolucionarias. La carta de Jorge Giordani abrió el primer boquete y se fueron sumando otras voces -corresponsables de esta crisis también- como Héctor Navarro, Ana Elisa Osorio y otros en apoyo a éstos que bien pueden considerarse un salto de talanquera como Pérez Pirela, Víctor Álvarez, Florencio Porras y la declaraciones recientes de Freddy Bernal reconociendo que las expropiaciones fueron un fracaso de la revolución.
Al referirse a la gestión de Nicolás Maduro, Giordani habla de «un esfuerzo disperso y dispendioso en recursos» que «no parece ser la mejor forma de enfrentar a una oposición crecientemente articulada con los enemigos externos».
El monje de la revolución también denuncio que hay un «otorgamiento de recursos masivos a todos quienes lo solicitan sin un programa fiscal encuadrado en una planificación socialista que le dé consistencia a las actividades solicitantes».
Habló también de la improvisación de cuadros sin experiencia y designaciones poco adecuadas para el manejo de los grandes fondos del Estado que ponen en jaque la unidad de los cuadros bolivarianos.
En un bombazo que cambió la línea de flotación de la mal llevada embarcación de Maduro, habló de corrupción, de asesorías innecesarias, de mal manejo en PDVSA y el BCV, del fracaso del control cambiario.
Finalmente, como quien declara ya la imposibilidad de evitar el hundimiento, el ex ministro de Finanzas lanzó como un manotazo a la cara de Maduro estas ya célebres frases de cruda realidad: «Resulta doloroso y alarmante ver una Presidencia que no transmite liderazgo, y que parece querer afirmarlo en la repetición, sin la debida coherencia, de los planteamientos como los formulaba el Comandante Chávez. Surge una clara sensación de vacío de poder en la Presidencia de la República».
Nadie quiere por supuesto hacer de Giordani un héroe. Lo que está diciendo ahora el desacreditado gurú de la economía chavista lo hemos mantenido durante años y la diferencia es que nosotros en la oposición sí hemos sido perseguidos por ello. Leopoldo López por ejemplo, está preso por decir cosas similares a las de «El Monje» aunque no tan graves como las que señalan “vacío de poder”.
Por eso anda Maduro despechado. Altisonante, indignado y rabioso por las traiciones. Ha tenido, el poco experimentado Presidente, que sortear el vendaval rojo que se voltea en su contra. El motín comenzó y parece sumar adeptos revolucionarios entre los llamados «originarios» del chavismo, que levantan su voz por considerar que se ha traicionado el camino trazado por Chávez y que el timón de la revolución le ha quedado grande. No podrán decir los chavistas que no les advertimos que eso pasaría. Sin embargo, bienvenidos todos aquellos que fomentan y respetan la crítica.
Por Lester Toledo.-