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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó hoy a la Fuerza Aérea reanudar los bombardeos contra la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a raíz del ataque que dejó 11 militares muertos y ocho heridos de gravedad en el suroeste del país.
“He ordenado a las Fuerzas Armadas levantar la orden de suspensión de bombardeos a los campamentos de las FARC hasta nueva orden”, anunció Santos al término de un consejo extraordinario de seguridad que encabezó en la ciudad de Cali, a 50 kilómetros al norte del lugar del ataque.
El gobernante dijo que tomó esa decisión porque la muerte de los militares obedeció a un “ataque deliberado, no fortuito” que implica “un claro rompimiento” de la tregua unilateral indefinida declarada desde el pasado 20 de diciembre por las FARC.
El grupo guerrillero declaró la tregua a raíz de los avances en el proceso de paz que protagoniza con el gobierno colombiano en Cuba desde finales de 2012.
Santos se ha abstenido de aceptar una propuesta de las FARC de iniciar una tregua bilateral, aunque ordenó desde el 10 de marzo la suspensión de los bombardeos aéreos contra los campamentos de ese grupo durante un mes. Al cumplirse ese periodo prorrogó la medida durante otro lapso igual.
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Sin embargo, el ataque de la columna móvil “Miller Perdomo” de las FARC cerca del municipio de Buenos Aires, a unos 350 kilómetros al suroeste de Bogotá, en el departamento de Cauca, llevó al jefe de Estado a dar marcha atrás en la orden inicial.
De acuerdo con las primeras versiones, los guerrilleros atacaron con ráfagas de fusil y explosivos a un grupo de soldados que descansaba en una cancha de fútbol. En el lugar murieron 10 uniformados y uno más en un centro médico a donde fue trasladado.
Tras conocer el ataque, las FARC lamentaron desde La Habana la muerte de los uniformados e instaron otra vez al gobierno a pactar una tregua bilateral “urgente” en el marco de los diálogos que ya dejan preacuerdos en tres de los cinco puntos pactados.
Los combates “a todas luces tienen su causa en la incoherencia del gobierno de ordenar operativos contra una guerrilla que está en tregua”, dijo a la prensa el líder guerrillero conocido como “Pastor Alape” al inicio de un nuevo ciclo de conversaciones, que no contará por algunos días con el jefe del equipo gubernamental, Humberto de la Calle, quien regresó a Colombia por razones personales.
“Sea emboscada, contraemboscada, asalto, lo que importa es que hay colombianos muertos, eso es lo que hay que parar”, agregó también Alape al indicar que el grupo acompaña a “los familiares de esos compatriotas”.
Por su parte, el representante de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, lamentó el ataque y consideró que se trata de “un triste paso atrás” en los avances que han tenido el proceso de paz.
Desde que las FARC declararon la tregua hace casi cuatro meses, se han presentado combates esporádicos porque el gobierno ordenó al Ejército mantener la ofensiva en tierra. Empero, el enfrentamiento ocurrido este martes es el que ha dejado la mayor cantidad de muertos.
Santos catalogó lo ocurrido como “un hecho condenable que no quedará impune” y que “tendrá consecuencias”, aunque no habló de una ruptura del proceso de paz, sino, por el contrario, de la necesidad de acelerar las negociaciones para evitar hechos similares en el futuro.
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Entretanto, en Colombia el ataque fue rechazado e interpretado por varios políticos como una manera de presionar al gobierno para el inicio de un alto el fuego bilateral.
“De ninguna manera se puede aceptar que se utilice un hecho de estas dimensiones para pretender presionar un cese bilateral al fuego cuando no están dadas las condiciones”, dijo el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.
Dirigentes del partido opositor de derecha radical Centro Democrático coincidieron en que el gobierno debe reanudar los bombardeos tras lo que consideran un incumplimiento de las FARC de su tregua unilateral.
Fuente: [dpa.de]