A pesar de que el debate sobre su despenalización está candente, científicos y médicos advierten sobre los graves perjuicios en la salud que provoca el consumo de marihuana.
La despenalización de las drogas es un tema que genera controversia desde hace años en el mundo. Uruguay estaría a punto de convertirse en el primer país de América Latina que legalizaría el consumo de marihuana, mientras que en el resto de los Estados de la región el debate continúa con voces a favor y en contra, tal como lo refleja el periodista Tim Padgett, autor del artículo publicado por la revista Time bajo el título: «El plan de Uruguay para legalizar la venta de marihuana, ¿el mundo podría seguirlo?».
Un informe efectuado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) reveló que aproximadamente el 4% de la población mundial, unas 162 millones de personas, usan marihuana cada año y unos 22,5 millones la utilizan diariamente.
A pesar de que en nuestro país su uso está cada vez más generalizado y su consumo intenta imponerse como una moda «natural», existe abundante evidencia científica que prueba la nocividad de la marihuana.
«Hay mucha preocupación en el ambiente psiquiátrico por la masividad del uso de esta droga. En la actualidad, las cepas de cannabis tienen una altísima concentración de alcaloides, muy superior a la que tenían décadas atrás. Su efecto es mucho más potente», explicó a Infobae Marcelo Cetkovich, director del Departamento de Psiquiatría de INECO y jefe del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Pero, ¿cuáles son los daños que ocasiona en la salud? El especialista consultado manifestó que en aquellas personas que consumen marihuana y tienen predisposición a padecer trastornos de bipolaridad o esquizofrenia, estos procesos se acelerarán: el cuadro revestirá mayor gravedad y la respuesta terapéutica será menor. Lo mismo ocurre en personas con trastornos de pánico.
«La marihuana también provoca trastornos cognitivos, ya que tiene consecuencias sobre las funciones ejecutivas del cerebro y genera efectos neurotóxicos irreversibles», sostuvo Cetkovich.
Esa droga también puede provocar la aparición del síndrome amotivacional por cannabis, un trastorno en la conducta que aparece por el consumo crónico y que genera una dificultad para implementar actividades en el largo plazo.
«Debería hacerse una campaña de educación masiva para que la gente sepa a lo que se está exponiendo. Los que están aún más en peligro son los adolescentes: en ellos, el daño es mayor ya que la marihuana afecta el lóbulo frontal, que en esa etapa de la vida está terminando de madurar», advirtió Cetkovich.
Un estudio llevado a cabo por la British Lung Foundation (Fundación Británica del Pulmón) asegura que quien fuma marihuana tiene veinte veces más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que quien fuma tabaco. «Es alarmante que, aunque las nuevas investigaciones continúan revelando las múltiples consecuencias que fumar marihuana tiene en la salud, todavía exista una peligrosa falta de conocimiento público sobre lo perjudicial que puede ser esta droga», reveló Helena Shovelton, presidenta ejecutiva de la BFL.
En diálogo con Infobae, Harry Campos Cervera, médico psiquiatra y psicoanalista, advirtió que todas las drogas tienen efectos nocivos y que existe la falsa creencia que la marihuana es la menos dañina. «La gente dice que es algo natural pero todos los venenos activos son producto de sustancias naturales, de plantas: que sea natural no significa que no sea mortal. Es una idea estúpida, uno se puede intoxicar y morir también con lo natural», indicó.
El experto consultado manifestó que la marihuana es liposoluble, se fija en la pared de las neuronas y tarda en desacoplarse: a pesar de que la persona sienta de que se le pasó el efecto, la droga sigue estando en el cuerpo y teniendo acción dañina.
«Puede provocar situaciones de intoxicación aguda, algunos cuadros de despersonalización y hasta psicosis. Muchos asocian a esta droga con la tranquilidad pero, por el contrario, las personas pueden ponerse muy agresivas. Cada vez necesitan consumir más para aumentar el efecto y, con el uso crónico, se empiezan a dejar tareas sin cumplir y los individuos se vuelven más irresponsables. Su consumo no ocasiona la muerte de manera directa, pero puede provocarla de modo indirecto, como en el caso de que se desate un brote psicótico y la persona pierda la noción de lo que hace», finalizó Campos Cervera.
[Fuente: EA]