La suma del tiempo empleado en actividades cotidianas de corta duración, como subir las escaleras, ir andando a los sitios o pasar la escoba, causa los mismos beneficios, si se hacen regularmente y varias veces al día, que machacarse una hora seguida en el gimnasio, según un estudio de la facultad de Medicina de la Universidad de Boston dirigido por la catedrática Nicole Glazer.
Los investigadores llegaron a esta conclusión tras monitorizar con un acelerómetro y un detector de movimiento a más de dos millares de voluntarios, de los que la mitad tenían sobrepeso, y a los que dividieron en dos grupos.
Uno de ellos simplemente rompió con sus hábitos sedentarios, dejando así de coger el transporte público o el ascensor, mientras que el otro grupo de voluntarios los mantuvo, pero dedicando una hora diaria a realizar deporte de forma intensa. El resultado fue que los participantes de ambos grupos perdieron, de media, el mismo peso al cabo de unas semanas.
Este estudio viene a confirmar otros anteriores, con unas muestras de participantes poco significativas, pero en los que ya se apuntaban los beneficios del ejercicio distribuido a lo largo del día en pequeñas ráfagas de entre cinco y diez minutos, frente a la actividad física concentrada en 30 minutos o una hora.
Es más, en la investigación A Single Session of Sprint Interval Training Increases Total Daily Energy Expenditure, presentada en el simposio Integrative Biology of Exercise de la American Physiological Society, se demostró que las personas que se toman pequeños descansos entre un ejercicio y otro, pero con varias repeticiones diarias, puedan llegar a perder hasta 200 calorías más.
La mejor opción para las personas con poco tiempo
El problema se centra en que, si bien el ejercicio físico sirve para quemar calorías, tiene una consecuencia secundaria: estimula el hambre porque la pérdida de grasa corporal es proporcional a la necesidad de aporte calórico. Es decir, cuanta más grasa se queme haciendo deporte más calorías se ingerirán a posteriori.Con esta técnica se pueden perder 200 calorías más que con el ejercicio físico concentrado
“Estas conclusiones son muy favorables para la gente que necesita perder peso pero que se desanima a la primera de cambio porque les resulta muy duro seguir una rutina de ejercicios en el gimnasio. Ahora sabemos que no es necesario un esfuerzo demasiado grande, sino que se logran mejores resultados espaciando en el tiempo los ejercicios”, explica Kyle Sevits, uno de los investigadores principales del estudio.
Factor motivacional y beneficios para la salud
Los investigadores de Boston también subrayaron el factor motivacional, pues sostienen que su descubrimiento puede ser un estímulo para aquellas personas que no tienen suficiente tiempo para hacer ejercicio de forma concentrada. Además, ponen de relieve las amenazas para la salud del sedentarismo. Según Glazer, es crucial que la gente sea mucho más activa, ya que el sedentarismo está alcanzando unos niveles cada vez más altos.
“Ir al gimnasio no es el único recurso para estar en forma, ya que subir las escaleras o caminar en lugar de coger el autobús incluso puede ser más útil. Lo importante es moverse, y todos tenemos algunos huecos en nuestro día a día para ello”.
Otros de los beneficios del ejercicio distribuido frente al concentrado, según el reciente estudio de la Universidad de Boston ,es que reduce los riesgos de sufrir enfermedades cardiacas, principalmente en los hombres, “debido a diferencias fisiológicas u otros factores no tenidos en cuenta para el análisis de los datos”. Asimismo, se comprobó que estos ejercicios cotidianos, como hacer la limpieza, reducen los niveles de colesterol.