Con toda la información contradictoria sobre salud y nutrición que hay disponible hoy en día, es muy fácil confundirse y frustrarse a la hora de entender cómo funciona nuestro cuerpo.
La fórmula “comer menos y hacer más ejercicio” puede no estar funcionando para ti y no entiendes por qué. Existen muchos factores en tu estilo de vida que pueden estar afectando tus hormonas y haciendo que tus esfuerzos por perder peso se hayan estancado:
Estás estresado: Sea en estrés físico o emocional, el cuerpo entra en estado de protección. Liberamos una hormona llamada cortisol para atender la emergencia, lo cual es perfectamente saludable. Sin embargo, cuando el estrés es crónico los niveles hormonales se ven alterados y el exceso de cortisol puede dar lugar a resistencia a la insulina, disminución de la densidad ósea, pérdida de masa muscular y aumento de peso (particularmente esa grasa alrededor del abdomen, tan molesta y difícil de eliminar). La mayoría podría pensar que hacer mucho ejercicio ayuda a perder peso, pero largas sesiones de cardio pueden estar trabajando en tu contra. Esto es porque el cuerpo puede estar viendo el ejercicio como estrés. Estudios muestran que las sesiones de entrenamiento cortas pero de intensidad alta suelen ser más efectivas. Busca el ejercicio que se adapte a tu cuerpo único.
Estás contando calorías: Muchos suponen que comiendo menos calorías bajarán de peso, desafortunadamente, el organismo en este caso entra en modo emergencia también, debido al hambre, ocasionando el efecto contrario al querer conservar a toda costa las calorías que ingiere. Debemos concentrarnos en “calorías de calidad” más que en “cantidad de calorías”. Un error muy común es comer alimentos de dieta o “light”. Es bueno saber que la mayoría de ellos contienen aditivos químicos como glutamato monosódico, proteínas hidrolizadas, edulcorantes, sabores y colores artificiales, que se ha comprobado causan problemas metabólicos, aumentando los niveles de insulina, alterando el equilibrio hormonal y por ende saboteando tus esfuerzos por bajar de peso.
Le tienes miedo a las grasas: Es importante distinguir entre grasas saludables y no saludables. Las grasas saludables como el aceite de oliva, coco, nueces, pescado, aguacate, aceitunas, linaza, chía, etc., son una parte fundamental y necesaria para una función celular saludable. Nos dan energía y nos mantienen satisfechos por más tiempo.
Estás comiendo mucha fruta: La fruta es maravillosa, y por supuesto mejor fuente de carbohidratos que las harinas, pero si quieres perder peso debes limitar su consumo a las frutas que tengan un bajo índice glicémico, es decir, que tengan menos azúcar y altos niveles de antioxidantes como por ejemplo las fresas, manzana, durazno, naranja, toronja. En la noche es mejor optar por vegetales para que los niveles de glucosa en sangre se mantengan estables.
No estás descansando lo suficiente: Pocas veces relacionamos los patrones de sueño con nuestra salud general y menos con los problemas de peso. Pues resulta que el sueño tiene un gran impacto en nuestros niveles hormonales, lo que incide directamente en un peso saludable. Los malos hábitos de sueño nos hacen subir de peso y las hormonas quemadoras de grasa se producen en mayor cantidad durante el sueño profundo.
Tienes un alto nivel de toxinas: Todos estamos expuestos a toxinas todos los días. Si el organismo no puede eliminarlas, las almacena en las células grasas. Esta capa de grasa se convierte en una barrera entre las toxinas y tu cuerpo, y puesto que la grasa es nuestra protección, la reacción natural del cuerpo para protegerse es no quemar la grasa. Es por ello que, antes de hacer dieta, es bueno hacer una desintoxicación. Al darle un descanso a nuestro cuerpo por algunos días, el hígado, riñones y el estómago pueden hacer su trabajo más fácilmente y de esta manera podrán asimilar todos los nutrientes y colaborar en la pérdida de peso.
Al final, la mejor manera de perder peso es reconciliándonos con nuestra naturaleza. Honra tu cuerpo consumiendo alimentos naturales, lo menos procesados posible, ejercítate con regularidad, descansa lo suficiente, acércate a la naturaleza y encuentra maneras para manejar el estrés.
[Fuente: venevision.com]