Ser uno mismo es complicado. Más fácil es ser otro. De hecho, hay programas de televisión que pagan suculentos premios por intentarlo. El punto es que en la cama, como en cualquier otro aspecto de la vida, ser uno mismo es la llave para vivir una experiencia plena. Es decir, ¿por qué sentirte un fracaso si no consigues un “tres al hilo”? ¿Tiene sentido creer que no vales nada porque, por tus kilos de más, no puedes hacer treinta poses del Kamasutra? ¿Acaso debes tener el trasero de Tilsa Lozano para ser una diosa sexual? La primera tarea, entonces, es aceptarse tal como uno es, dejar de pensar en lo que uno no es y no frustrarse por lo que le falta. El reto: trabajar para ser mejor.
Rutas Íntimas
Parte de esa aceptación consiste en conocerse. Sin embargo, por alguna razón, es frecuente pensar que el descubrimiento de la sexualidad depende de una pareja y se olvida algo importante: la auto exploración. Conocer el propio cuerpo debería ser un aprendizaje básico y continuo para descubrir limitaciones y fortalezas, más no una actividad prohibida. En tal sentido, la masturbación es una herramienta muy útil. La clave aquí no es simplemente llegar al orgasmo, sino disfrutar el proceso. Descubrir en solitario cuáles son los ‘botones’ que encienden la pasión, hará que la experiencia con el ser amado sea más rica. Según peru21.p
Salto
Amar es un acto de fe. La frase la leerán en memes de Facebook o novelas románticas, pero eso no implica que esta aparente ramplonería carezca de validez. En la intimidad, confiar en el otro va más allá de desnudarse y dejarse tocar: es también entregarse mentalmente. Hay que confiar para poder expresar cuáles son los deseos, los miedos, lo que se espera del otro, lo que no está funcionando. Si esto no se lleva a cabo, ¿cómo tener un mejor sexo? Es la poca disposición a entregarse lo que provoca problemas en la cama. Entregarse mentalmente implica haber pasado por los puntos anteriores (aceptarse y explorarse) y haberlos trabajado.
Lo nuevo
Aceptarse, explorarse, entregarse: pasos para confiar en uno mismo y en la pareja. ¿Qué falta? Pues atrevimiento para probar, juntos, nuevos desafíos. Esto es importante, pues la falta de novedad suele apagar la dinámica sexual y encender, más bien, la monotonía. Muchas parejas no se atreven a probar nuevas cosas por vergüenza o temor al fracaso. ¿Qué es lo peor que podría pasar, digamos, al intentar una nueva pose o, quizás comprar un juguete erótico? Pues que no les guste. En la prueba y el error hay un aprendizaje que refuerza, poco a poco, la confianza sexual.
Un dato
Trabajar en la confianza sexual es un reto que puede asumirse en pareja. Por ejemplo, el proceso de aceptarse se hace más fuerte si se lleva en simultáneo con el proceso de conocerse y entregarse. Todo se retroalimenta y, al final, se logran los mismos resultados.