¿Qué haré cuando a mi hija le venga la primera menstruación?

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Hay niñas que la esperan con ansia, otras con miedo y temor y algunas la sienten como algo molesto y desagradable. La llegada de la primera regla es un acontecimiento en la familia que a veces se vive de forma positiva y otras no tanto. Incluso todavía quedan resquicios antiguos de que la mujer durante los días que tiene la menstruación «está enferma» o «indispuesta». Y costumbres, sin ninguna base científica, que aconsejan que no se puede bañar, ni lavarse el pelo, ni depilarse o no comer ciertos alimentos.

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Pues no. Ninguno de esas recomendaciones son ciertas. Hoy en día, la llegada de la primera regla se vive con naturalidad y de forma positiva, al fin y al cabo es indicativo que nuestra hija sigue creciendo y desarrollándose con normalidad. Eso sí, con todos los cambios físicos y psicológicos que está sufriendo la adolescente, su primera menstruación le puede asustar, desorientar e incluso no saber bien cómo manejar esa situación, sobre todo si le ocurre estando fuera de su casa, en el instituto o en otro sitio. Los padres juegan un papel crucial en esta fase de su vida. Para que la puedan ayudar y guiar de una forma natural y sana, Inés Hidalgo, pediatra y presidenta de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (Sema), ofrece algunas recomendaciones:

—La primera regla se llama menarquia y suele aparecer entre los 10 y 14 años, en ciclos de unos 28 días (se considera normal entre 21 y 35 días) entre el primer día de la menstruación hasta el primer día de la siguiente, explica Inés Hidalgo. «Suele durar entre 3 y 7 días y los dos primeros años las irregularidades menstruales son normales. Al principio no cursa con dolor».

—Los padres deben educar a sus hijos desde que son pequeños en sexualidad. Muchos niños preguntan bien temprano ¿cómo llegan los niños al mundo? ¿cómo se quedó mamá embarazada? «Hay que responder la verdad y de forma clara, con naturalidad, sin utilizar palabras raras o complicadas. Las respuestas han de ser acordes al nivel de maduración del niño. No es recomendable dar más información de la que pide el niño, ni darle una clase magistral», explica la doctora Hidalgo. En todo momento, en esas conversaciones, es necesario que transmita su opinión y sentimientos.

Indudablemente según se va aproximando el momento, sobre los 6 u 8 años, es preciso que los padres hablen con sus hijos de los cambios que van a experimentar y seguir cuidando los aspectos afectivo-sexuales con naturalidad: qué es la regla, lo que significa, para qué sirve y su total normalidad.

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«Cuando aparezca la menstruación es una buena oportunidad para seguir hablando del desarrollo, la sexualidad, el cuidado anticonceptivo…», recomienda Hidalgo.

Felicitar a la chica cuando llegue la menarquia, ya que indica una maduración y funcionamiento normal del cuerpo, con el logro de la capacidad reproductiva, no una sucesión de días problemáticos e indeseables.

Evitar trasmitir aspectos negativos, rechazo, prejuicios o mitos que actualmente no tienen ninguna justificación

Vivir con total normalidad sin limitaciones mientras dura la regla.

—Explicar una higiene correcta durante esos días

—Enseñar a utilizar los tampones o compresas, con lo que la chica se sienta más a gusto.

—Enseñar a utilizar un calendario para anotar los días de regla, duración, intensidad, presencia de dolor; de esta forma se podrán conocer las variaciones del ciclo y posibles alteraciones. Debe ser responsabilidad de la joven, no de su madre.

—Una vez que llega la regla, los padres deben ayudar, orientar y acompañar a su hija durante esta fase de la vida, respetando su intimidad e independencia ya que todos esos cambios marcarán su salud y vida futura. Hay que respetar que tendrá mayor necesidad de intimidad (posiblemente comience a escribir du diario), entender que emergen los primeros sentimientos sexuales, controlar el contacto con conductas de riesgo (drogas, trastornos nutricionales, problemas de relación con amigos…)…

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Los padres también participan en este proceso, siempre que la menstruación haya sido un tema que se ha hablado con naturalidad en la familia. «El padre puede autoexcluirse o sentirse excluido al conocer por lo general a través de la madre, de que su hija ha tenido la menarquia. Puede sentir preocupación por la salud de su hija. Se siente desconcertado y no sabe que reacción debe tomar, si debe guardar silencio o darse por enterado. Pero esas actitudes no ayudan», afirma Hidalgo. Por eso, aconseja que el padre se implique desde el primer momento. Por ejemplo, sirviendo de apoyo a las explicaciones de la madre.

—A la adolescente le puede ayudar mucho saber que no es la única en el mundo que ha pasado por estos cambios, eso «le dará apoyo y confianza», dice la doctora. «Saber de primera mano cómo ha sido el momento de su madre, hermana, que pasó o cómo lo solventó, la puede ayudar, y mucho».

Conviene llevar una compresa o tampón en la mochila al instituto cuando se sospeche que cualquier día llegará la regla. Debe ser un método de protección con el que la adolescente se sienta más cómoda. Las compresas y tampones se pueden usar desde la primera regla. Puede aconsejarse el uso de estos últimos en adolescentes por varias razones: la absorción del flujo menstrual en el interior de la vagina hace que disminuya la incidencia de episodios desagradables como manchas u olores, facilita la práctica de actividades lúdicas y deportivas y ayuda a las jóvenes a adquirir un mayor control y conocimiento de su aparato genital.

[Fuente: abc.es]

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