Lejías, geles, amoniaco… Los productos de limpieza pueden jugar una mala pasada. Las intoxicaciones pueden producirse por una ingesta pero también por vía respiratoria o dérmica. Esta vez, analizamos las intoxicaciones cáusticas, es decir, aquellas que pueden dañar los tejidos del organismo y causar una quemadura química grave.
Los niños son víctimas propensas a sufrir este tipo de accidentes. Hay que tener especial cuidado con ellos. Por ello, desde el Servicio de Emergencias Sanitarias 112 abogan por la prevención en primer lugar. Por ello aconsejan:
– Tener siempre a mano el número de teléfono del Instituto Nacional de Toxicología: 91 562 04 20
– Seguir las instrucciones de empleo indicadas por el fabricante en las etiquetas de envases de productos tóxicos.
– Guardar todos los productos tóxicos en un mismo lugar, a ser posible, cerrado y alejado de productos alimenticios
– Mantener los productos tóxicos en sus envases originales y sin quitar las etiquetas.
– Situarlos en lugares ventilados para su manipulación.
– No guardar los productos tóxicos en botellas o recipientes que puedan confundirse con productos alimenticios.
– No utilizar los productos tóxicos, especialmente los destinados a limpieza, de forma indiscriminada y con abundantes dosis.
– No estar en habitáculos en los que se haya trabajado con productos tóxicos.
Si a pesar de estas indicaciones, una persona ingiere cualquier producto tóxico, como lejía, se debe actuar de la manera más rápida posible. Aunque todo depende de la naturaleza del tóxico, la sensibilidad de la víctima y la vía de penetración, desde Cruz Roja explican que las señales de una intoxicación son:
– Cambios en el estado de conciencia: delirio, convulsiones, inconciencia.
– Dificultad para respirar.
– Vómito o diarrea.
– Quemaduras alrededor de la boca, la lengua o la piel, si el tóxico ingerido es un cáustico.
– Mal aliento por la ingestión de sustancias minerales.
– Pupilas dilatadas o contraídas.
– Dolor de estómago.
– Trastornos de la visión (visión doble o manchas en la visión)
Si se confirma la intoxicación, y se ha ingerido un producto muy abrasivo,no hay que inducir el vómito porque puede haber quemaduras en labios y boca (en el caso de medicamentos, sí se puede hacer). Hay que intentar saber con exactitud qué se ha ingerido y llamar inmediatamente al Servicio Médico de Información Toxicológica, al que deberemos aportar todos los datos posibles.
En su informe de «Primeros auxilios» sobre intoxicaciones de la Generalitat de Cataluña, indica que si hay signos de asfixia, se realizará la respiración artificial boca a boca. Después, conviene trasladar a la víctima a lugar seguro, lejos del foco de intoxicación y vigilar sus constantes. Si alguna prenda le oprimiera, debe ser aflojada.
Hasta que lleguen los sanitarios, y en función de las indicaciones ofrecidas desde Toxicología, hay que mantener a la víctima en posición lateral de seguridad.
Si bebes lejía
Llama: al Instituto Nacional de Toxicología, 91 562 04 20. Explica qué ha ingerido el intoxicado y sigue al pie de la letra las indicaciones del servicio.
No vomitar: excepto si ha sido una intoxicación de medicamentos.
Asfixia: realiza la respiración artificial si fuera necesario y lleva a la víctima a un lugar seguro, lejos del foco de intoxicación.
Posición: hasta que lleguen los médicos, sitúa a la víctima en posición lateral de seguridad.
Fuente [Abc.es]