¿Pueden beneficiar las sanciones de Obama al gobierno de Maduro?

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«Tal vez Obama le está dando a Maduro lo que Maduro tanto ha buscado: un enemigo más grande que la crisis», publicó el escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka en su cuenta de Twitter.

El tuit de Barrera, uno de los novelistas actuales más reconocidos de Venezuela, llegó este lunes después de que Barack Obama emitiera una orden ejecutiva según la cual el país latinoamericano constituye una «amenaza extraordinaria e inusual» para la seguridad nacional de Estados Unidos.

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La reacción de Nicolás Maduro llegó pocas horas después del anuncio de la Casa Blanca.

El presidente venezolano anunció que solicitará una nueva ley habilitante «antiimperialista» para defender la paz y la soberanía de la patria.

En cadena nacional de radio y televisión, el presidente venezolano dijo que Obama decidió «pasar personalmente a cumplir la tarea de derrocar mi gobierno e intervenir Venezuela para controlarla».

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Pero, ¿realmente benefician estas medidas al gobierno venezolano desde un punto de vista de política interna?

Analistas coinciden que en un contexto de recesión económica, desabastecimiento, inflación y popularidad en picada, esta medida puede insuflar de nuevo combustible al actual líder de la revolución bolivariana.

Maduro, cuya popularidad ronda 20 % según un estudio reciente de la firma Datanálisis, ha señalado a sectores de la «derecha» venezolana en connivencia con EE UU -habló de un eje Madrid-Bogotá-Miami- de conspirar de forma «permanente» en contra de su gobierno.

Para el periodista venezolano Boris Muñoz, la medida del gobierno estadounidense llega a destiempo, «en un escenario de condiciones económicas adversas y con un gobierno cuya popularidad está en franco deterioro».

Muñoz, asentado en la ciudad de Boston y quien ha dedicado años al análisis de la situación política venezolana, califica la medida como una «hojilla de doble filo».

«Esta medida refuerza la línea tomada por el gobierno venezolano según la cual EE UU participa junto con factores de la oposición en lo que han denominado como un golpe lento continuado», dice Muñoz a BBC Mundo.

«Esa línea argumentativa ha sido usada sistemáticamente por el gobierno en contra de la oposición».

«En la dirección equivocada»

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Con esta idea coincide David Smilde, experto en Venezuela de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), quien no duda en afirmar que, al menos en el corto plazo, la orden ejecutiva firmada por Barack Obama beneficiará a Nicolás Maduro.

Para Smilde, la medida facilita el ejercicio del poder de Maduro «dentro de su coalición» y le sirve para sofocar cualquier «desacuerdo o disenso respecto a todo lo que él ha dicho durante meses respecto a una conspiración en su contra».

Y esto, explica Smilde, permitirá consolidar al chavismo -incluyendo aquellos sectores descontentos- en torno a la figura de Maduro.

«El presidente podrá decirle a la gente que está un poco desengañada con el gobierno, ‘miren tenía razón, esta situación es obra de una conspiración».

Por otro lado, le ofrece al mandatario la posibilidad de dedicarse a hablar de los problemas con EE UU y no de las medidas -algunas de potencialmente antipopulares y de alto costo político- relacionadas con la situación económica: temas como devaluación, aumento de los precios de la gasolina, tasa de control de cambios, entre otros.

«Cuando el gobierno debería estar concentrado en las reformas económicas necesarias y en tomar medidas lógicas, racionales, este decreto va a fortalecer a Maduro en la dirección equivocada».

«Alerta máxima»

Para el analista político venezolano Nícmer Evans, el decreto de Obama -que él califica de «amenaza»- es suficientemente grave como para que alguien pueda verse beneficiado: no beneficia al país y, por ende, no beneficia al gobierno.

«Siendo EE UU la potencia bélica más poderosa del mundo, es absurdo que se señale a Venezuela como una amenaza», dice Evans a BBC Mundo.

«Este decreto pone en alerta máxima a Venezuela y debe generar una revisión en las relaciones con EE UU y en los riesgos que entraña».

Evans dice además que la medida del gobierno estadounidense contraviene a la opinión pública venezolana y se apoya en una encuesta realizada por la firma Hinterlaces en febrero.

Según el estudio, 64% de los venezolanos se opone a las sanciones de EE UU a funcionarios venezolanos y 62% se opone a que EE UU emita opiniones sobre Venezuela.

De modo que, dice Evans, el decreto de Obama -que él considera más grave que las sanciones aprobadas por el Congreso de EE UU en diciembre- puede terminar generando una reacción en las distintas fuerzas chavistas, incluso aquellas que mantienen una postura crítica con el gobierno de Maduro.

«Éstas se rearticularán y se unificarán ante una amenaza en contra del gobierno», razona.

«Y la articulación en torno a la defensa de la soberanía nacional permitirá que pasen a segundo plano las deficiencias del gobierno de Maduro».

La oposición ante una disyuntiva

El decreto de la Casa Blanca también representa un desafío para el otro gran actor de la escena política venezolana: la oposición.

Para Smilde, el decreto deja a la oposición fuera de balance, ante la disyuntiva de tomar partido a favor o en contra, algo con lo que coincide Evans.

«La acción de EE UU trae consecuencias contrarias a los intereses de la oposición venezolana», explica Evans. «Y en relación con la injerencia de EE UU en Venezuela, ésta suele asumir posiciones poco claras, ambiguas, cuando no las favorece».

El mismo presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, se preguntó: «¿Qué hará la derecha venezolana? ¿Meterse la lengua en un bolsillo y no decir nada?».

La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática reaccionó al decreto diciendo que «Venezuela no es una amenaza para ningún país».

Boris Muñoz razona que el decreto obliga a la oposición a utilizar sus «pocos canales de comunicación» para tomar posición respecto a este tema y «lo desvía de su principal objetivo» en torno a los próximos comicios parlamentarios, en los que, según algunas proyecciones, tienen oportunidades de obtener la mayoría.

El martes, en horas de la tarde, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), reaccionó a la medida de Obama, aclarando que «Venezuela no es una amenaza para ningún país».

«Son las políticas del actual gobierno venezolano las que amenazan y coartan el derecho de nuestros ciudadanos a vivir y progresar en paz», dijo la MUD en un comunicado.

«Es la acción que el gobierno venezolano tanto estaba esperando», concluye Muñoz.

«Ellos estaban buscando una respuesta y finalmente la encontraron. Y esto de alguna manera ayuda a Maduro a reforzar el argumento de la conspiración y le da un tiempo del que no disponía para respirar».

Más preocupados por el desabastecimiento

Aunque el recrudecimiento de las relaciones con EE UU está en todas las portadas de los medios este martes, el corresponsal de BBC Mundo en Caracas, Daniel Pardo, sostiene que la gente en Caracas no se vio particularmente preocupada por el tema.

Según analistas, temas como las dificultades para encontrar productos tienden a ser más cercanos al día a día que vive la gente.

En situaciones anteriores como éstas, las encuestas han mostrado que los venezolanos no ven como un problema principal la relación con Washington.

Y de acuerdo con encuestas de febrero, cuando las relaciones bilaterales ya estaban deterioradas, los venezolanos dijeron que sus principales preocupaciones son el desabastecimiento, la economía y la inseguridad.

Fuente [El-nacional.com]

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