“¡Prohibido olvidar!” @NoelValderrama

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Se conmemoran siete años consecutivos desde que, por primera vez, se hizo pública la entrega de este artículo del mismo nombre con el cual pretendo, de todas las formas posibles, que no se olviden tres momentos importantes de mi vida, del país y del mundo. Considero que cada uno de ellos debe permanecer en la conciencia de quienes nos sentimos afectados y que, por descuido o simple olvido, enterramos en un rincón oscuro y apartado de nuestra existencia.   

En primer lugar y, a manera personal, está prohibido olvidar a una de las más bellas, fieles y sinceras mujeres que haya conocido en mi vida; una mujer que irradiaba ternura y decencia a su alrededor. Me refiero a mi abuela Clementina Ávila. Ella aseguró el nacimiento de una casta de nobles personas que, entre hijos, nietos y bisnietos, formamos parte hoy. Fue ella quien decidió despedirse hace exactamente siete años, también un 10 de abril.

Quizás, su gran devoción por Juan Pablo II la llevó a acompañarlo ocho días después de la muerte de éste. Ella se nos fue para mantenerla viva en nuestros recuerdos, para verla sonreír, mientras rememoramos sus enseñanzas; para añorar sus arepitas dulces, sus buñuelos y sus empanadas. Querida abuela Clemen, hoy te recordamos con cariño y jamás te olvidaremos.   

En segundo lugar, está prohibido olvidar a Karol Wojtyla, el “Papa Viajero”, nuestro Juan Pablo II, que resolvió irse días antes que mi abuela (2 de abril) hace también siete años. Siendo un hombre que vino al mundo para recorrerlo y llevar fe a millones de seres humanos, incluidos aquellos oprimidos por la fuerza del socialismo y su tiranía, supo llevar esperanza de libertad a todos los pueblos donde su voz fue escuchada.

El hombre que cambió la historia de la Iglesia, aceptando todas sus culpas y comprometiéndola para el inicio del nuevo milenio, nos dejó lecciones y virtudes que quedarán en el recuerdo de generaciones.   

Por último, está prohibido olvidar el 11 de abril de 2002, la “Masacre de El Silencio”, porque el día de mañana se cumplirán 10 años del mayor crimen y triste acontecimiento de los últimos 10 largos años, en los que 19 venezolanos perdieron la vida en manos de unos asesinos (aún libres).

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Nunca antes un día fue tan cargado de júbilo y, al mismo tiempo, tan melancólico. Jamás Caracas estuvo tan colmada de gente y, a la vez, tan vacía y nunca hubo tantos gritos sumergidos en el silencio del dolor y la agonía.

Fue una verdadera pugna de emociones, entre el anhelo del pueblo de que un hombre rectifique y haga avanzar al país y la desesperanza de ver a un amigo caer acribillado.   
Han transcurrido 20 años desde que se dio un golpe de Estado, que hoy el gobierno celebra y han pasado 10 años desde que otro golpe de Estado se dio, pero que el gobierno condena. Con semejante subversión de valores, el orden social se resiente y, de esta forma, se da paso a la impunidad de los delitos de Estado.   

Año tras año, recordamos las palabras del poeta popular de Latinoamérica, Rubén Blades, en fragmentos de su elocuente canción del mismo nombre de este artículo: “Prohibieron todas las ciencias, excepto la militar”…“Prohibidas las discusiones, prohibida la realidad”…“Prohibida la libre prensa y prohibido el opinar”…“Prohibieron ir a la calle y al Estado criticar”… “Prohibieron reírse del chiste de su triste gobernar”…“Prohibidos los comentarios sin visto bueno oficial. Prohibieron el rebelarse contra la mediocridad”…“Pobre del país, que con la violencia crea que puede matar la idea de su liberación”…“Prohibido olvidar”. 

 

Por: Noel Valderrama / @NoelValderrama

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