La experiencia nos ha demostrado que los medios más eficaces para entender las necesidades y angustias de la gente son la solidaridad y el respeto al prójimo, y en ese camino la democracia debe convertirse en un instrumento para alcanzar el progreso.
Todos los venezolanos queremos progresar. Nuestro pueblo no se deja vencer por los obstáculos. Los venezolanos hemos demostrado que buscamos hasta las soluciones más creativas a la hora de enfrentar un problema. La vida está hecha de caminos, sí, pero no siempre el más corto y el más fácil es el que nos lleva al lugar que queremos.
Todos conseguimos buena parte de las soluciones a nuestros problemas en nuestras capacidades y en nuestras ganas de trabajar. Sin duda a veces necesitamos un impulso, una oportunidad. Por eso nosotros estamos convencidos que en la Venezuela del Progreso el Gobierno debe ejercer un rol orientador, promotor, que incentive a los venezolanos a avanzar y a cumplir sus metas.
Quienes gobernamos debemos entender que si todos crecen y logran sus sueños, el pueblo que nos ha elegido para gobernar crecerá y confiará en nuestro proyecto. No basta con dar una cantidad de dinero que haga a las personas cada vez más dependientes de la estructura gubernamental. Mucho menos si a cambio se le exige a la gente un compromiso político.
En Miranda tenemos experiencias exitosas en las cuales el bienestar de una comunidad no ha dependido de partidismos ni tendencias políticas, sino de las ganas puestas en cada proyecto, por pequeño que parezca.
Hechos, no palabras
Una muy importante son los Hogares Mirandinos. En ellos he podido presenciar la alegría convertida de verdad en un asunto cotidiano. Las mujeres que nos apoyan en estos hogares no sólo cuidan a los niños de la comunidad. Ponen todo su cariño en cada labor y, a la vez, tienen un empleo de calidad. Ellas aprenden sobre educación y nutrición y llevan ese conocimiento a sus familias y lo multiplican.
Hay verdades poderosas que deben repetirse. Como hemos dicho muchas veces: nuestro proyecto se basa en la confianza. Si esas comunidades en las que hay un Hogar Mirandino han cambiado para bien, es porque las familias confían en las mujeres que trabajan allí y porque ellas saben que están cuidando el futuro de Miranda y que el país cuenta con sus capacidades para la construcción de la Venezuela de Progreso.
Ahora bien, estas iniciativas sólo tienen éxito si se convierten en un impulso integral. Gracias a un equipo de trabajo eficaz que cree en el progreso, los niños que salen de los Hogares Mirandinos ahora cuentan con una estructura sólida y progresista que confía en ellos y por eso los apoya.
En nuestras escuelas el Plan Mi PAE garantiza la merienda diaria de más de 150.000 muchachos. También contamos con el plan Mi Bulto Escolar, que le da a todos los estudiantes de Miranda su morral cargado de útiles escolares de calidad, más sus cuadernos, el libro de grado y una guía escolar.
Por otro lado, las familias con mayores necesidades de nuestro estado cuentan con el Plan Hambre Cero, que hasta ahora ha beneficiado a más de 62.500 personas. Además, como el progreso es una alegría que se contagia, los hombres y mujeres que llevan las riendas de esas familias se han sumado al crecimiento de sus muchachos: más de 3.200 mirandinos se han capacitado con el Plan Crecer.
Educación para el futuro
Cada comunidad de Miranda donde la educación ha llegado a través de nuestra gestión ha cambiado para bien. Ha progresado. Por eso sabemos que el camino del diálogo vence a la intolerancia y a la violencia. Por eso creemos en que sólo la unión supera intransigencia y rencores. Por eso nosotros sí podemos hablar de futuro.
En Miranda las condiciones en las cuales se nace ya no determinan el derecho a la educación de nuestros muchachos, y lo mejor de todo es que sus padres también han decidido desarrollar sus capacidades.
Todo esto lo logramos con planificación. Sin improvisación. Con metas claras que hemos alcanzado, a pesar de los obstáculos. Sin exigirle a nuestro pueblo que se ponga la franela de un partido. Con el estudio de opciones que permite tomar las mejores decisiones y trabajando en equipo con el apoyo de especialistas. Sin que el capricho de una sola persona sea lo que determine el futuro de los demás.
Cuando las políticas públicas son eficaces y de verdad benefician a la gente, cada uno de nosotros se convierte en el mejor medio de comunicación a favor de una gestión. Esas familias ahora pueden soñar con un futuro, como merecen hacerlo todas las familias venezolanas.
La esperanza debe acompañarnos en la construcción de un nuevo país que le permita a cada familia soñar con la Venezuela del Futuro. Juntos vamos a demostrar que sí es posible un camino de progreso con todos y para todos.
El camino del progreso ya comenzó en Miranda. ¡Y ahora le toca a todos los venezolanos!
Henrique Capriles Radonski
[Fuente]