«Pretty Woman», 25 años del cuento de hadas pensado para Michelle Pfeiffer

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La espectacular sonrisa inabarcable de Julia Roberts y la irresistible y carismática faz de Richard Gere entraron para siempre en nuestras vidas vestidas de Vivian Ward y Edward Lewis hace hoy 25 años.

«Pretty woman» la historia imposible, el cuento de hadas en el que un frío e imperturbable millonario se enamora de una prostituta malhablada e impertinente, ha renacido una y otra vez en televisión. Han sido tantos pases como éxitos de audiencia los conquistados por la película de Garry Marshall, una y otra vez imbatible en el mando a distancia. Como dato, la primera vez que la cinta fue emitida en abierto (TVE, 2/1/1994) 9.223.000 espectadores (cerca del 60 por ciento de la cuota de pantalla) se recuperaron de los excesos de fin de año soñando con ser Vivian o Edward.

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Resulta un ejercicio inútil narrar el original argumento, ya que difícilmente haya alguien que no haya visto ya la película por lo menos en un par de ocasiones. Su estreno en España llevó a las salas de cine a 4.301.943 personas, lejos de los grandes registros de la historia (era entonces la película número 21 en el registro de taquillas histórico) y con una crítica moderada, que tachaba al «cuento» de poco más que una comedia romántica para adolescentes.

Las anécdotas de la película

En realidad, nada hacía prever que aquel paso discreto por la gran pantalla iba a vengarse en TV siendo, durante sus 18 pases hasta la fecha, líder de audiencia fuere cual fuese la cadena emisora.

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Su ya mítica existencia ha servido para que hayan trascendido varias anécdotas del rodaje. Entre ellas, la más conocida es que ni el cuerpo del cartel ni el que se muestra en la película es el de Julia Roberts. Su sonrisa era perfecta, pero su cuerpo, a juicio del director, era demasiado delgado. Fue la modelo Shelley Michelle quien prestó sus curvas a la actriz.

Menos conocido es lo que pudo ser y no fue. La actriz elegida para protagonizar el cuento era Michelle Pfeiffer, aunque diversas circunstancias hicieron que, finalmente, fuera Roberts la que encarnara el papel de Vivian. Tampoco fue Gere la opción número uno. El actor que dio vida al Superman original, Christopher Reeve fue el primero en ser llamado. Richard Gere era la tercera opción, por detrás también de Al Pacino.

Si los actores eran determinantes o no en la suerte de la película nunca lo podremos comprobar. Lo que sí advirtieron los creadores de la película en un pase previo era que el final feliz les iba a dar más opciones de triunfo que la idea original. En ella, Edward no vuelve a por Vivian. La tristeza dejó fríos a los primeros privilegiados en verla, lo que obligó a rectificar y dar una oportunidad al amor.

Entre las improvisaciones, la de un aparentemente impresionante y carísimo vestido que la protagonista compraba para asistir a la ópera. En realidad se adquirió en un mercadillo por poco más de 30 dólares. La historia de amor de Vivian y Edward necesitó de alzas para él y despojar de tacones a ella. Pese a igualar su altura, dicen las malas lenguas que en realidad fue un tormento para ambos. Sus besos en la ficción eran, en realidad, una inquina personal insuperable en la realidad.

Sea como fuere, 25 años después, la audiencia sigue queriendo creer en los cuentos de hadas en versión moderna (ya no tanto).

Fuente [Abc.es]

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