El fantasma de la dictadura de Salazar no cesa de sobrevolar Portugal. Y ahora la construcción de un museo consagrado a su figura «mediocre», tal cual fue calificado por el mismísimo Fernando Pessoa, desata la controversia.
Su localidad natal, Santa Comba Dao (muy cerca de Viseu, en el centro-norte del país), prepara a bombo y platillo un edificio que mostrará todos los objetos y documentos que se conservan de quien fue homólogo de Franco, al que temía porque le obsesionaba que pretendiese la anexión.
Memoria histórica, sí, pero ¿también culto hagiográfico? Las opiniones se dividen, con la polémica como dama de compañía. ¿Cómo es posible que este pequeño feudo socialista continúe con los planes para poner en pie una especie de «nuevo hogar para el déspota»?
Pues el alcalde, Leonel Gouveia, estima que la culminación del museo representa «un asunto prioritario» para Santa Comba Dao. Para colmo, tiene intención de reclamar a Bruselas fondos europeos que completen la financiación del proyecto, llamado a convertirse en realidad en 2017.
La calle que lleva su nombre, António de Oliveira Salazar, alberga hastacuatro casas vinculadas con su figura: donde nació, donde aprendió a leer, una destinada a que su familia recibiera visitas y otra en la que vivió, hoy ocupada por Rui Salazar, su sobrino-nieto. Muy cerca se alza la escuela donde cursó la enseñanza primaria, que sigue perteneciendo al Consistorio y constituye, en realidad, el germen del museo.
El centro se mantuvo en funcionamiento hasta hace sólo seis años. Desde entonces, aparece como la piedra angular de la construcción de la discordia.
Se da la circunstancia de que la crisis ha agudizado las adhesiones a este proyecto, pues los vecinos están convencidos de que se convertirá en un trampolín turístico para la localidad que se agarra a ser la cuna del dictador que manejó los destinos del país con mano de hierro durante 48 años, hasta la Revolución de los Claveles de 1974 (aunque se vio obligado a retirarse de la primera línea en el 68 por enfermedad).
Incluso hay vecinos que han iniciado una colecta para recaudarfondos que ayuden a pagar el museo, por si acaso al ayuntamiento se le ocurre argumentar falta de dinero para retrasar las obras. Cosas del Portugal profundo.
Fuente [Abc.es]