La “piel de gallina” es un remanente de nuestra evolución que ya no tiene ninguna utilidad para los humanos modernos.
Este fenómeno se produce cuando se tensan los diminutos músculos que están en la base de cada pelo, haciendo que este se tense.
Nuestros antecesores tenían el cuerpo cubierto de vello y la piel de gallina les servía para combatir el frío: al erizarse los pelos, entra más aire entre ellos, y se convierten en un aislante térmico mucho mejor.
Por eso a veces se nos pone la piel de gallina cuando sentimos frío.
El miedo o una experiencia emocional intensa también pueden provocar “piel de gallina”. La explicación es igualmente evolutiva: casi todos los mamíferos, cuando se sienten amenazados, erizan su pelo para parecer más grandes y más peligrosos.
[Fuente: que.es]