Da igual desde qué punto del planeta se mire la Luna: siempre se ve la misma cara. ¿Por qué tiene un lado oculto y cómo consigue esconderlo? Asi lo destaca lasexta.com:
La Luna es el satélite que siempre acompaña a la Tierra. Rota sobre sí misma y se traslada alrededor del planeta; y este, a su vez, orbita el Sol. Sin embargo, por muchas vueltas que dé la Luna, desde la Tierra siempre se ve la misma parte, por tanto, otra siempre está oculta. ¿Por qué ocurre?
Este hecho parece tener una respuesta simple: desde la Tierra siempre se ve la misma mitad de la Luna porque el satélite tarda, exactamente, el mismo tiempo en girar sobre su eje que en completar su órbita mensual alrededor de la Tierra. Por tanto, siempre hay una parte que se va escondiendo a la par que va girando.
Durante años, los científicos han estudiado por qué desde la Tierra no se podía ver la Luna al completo. De hecho, no poder contemplar el satélite en su totalidad es un fenómeno que tiene hasta nombre: «bloqueo de marea síncrono».
Sin embargo, la Luna terrestre no es la única que oculta una de sus caras al planeta que orbita. Este hecho ocurre con todas las grandes lunas del sistema solar, según señala la NASA. Incluso algunas estrellas también bloquean sus movimientos entre sí.
El bloqueo de marea síncrono comenzó cuando la Luna se creó, tras una colisión y en pocas horas. En este momento, el la Luna primigenia era un objeto fundido y caliente que giraba salvajemente mientras la gravedad de la Tierra la atraía para sí misma.
Gracias a esa gravedad, la Luna se fue acercando al planeta y fue cogiendo la forma que actualmente tiene. Sin embargo, este funcionamiento era más complejo: la Tierra siempre giraba con un poco de retraso, por lo que la rotación de ambos planetas no estaba alineada.
Por tanto, a medida que la Luna se inclinaba hacia la Tierra, se liberaba calor. Pasados los millones de años, la energía se disipó y el giro de la Luna comenzó a ralentizarse. En ese momento un giro del satélite duraba lo mismo que una vuelta mensual alrededor del planeta.
Así que la velocidad se estabilizó y su giro constante pero desalineado de la Tierra impide siempre ver una cara desde el planeta. Sin embargo, esta dinámica también tiene consecuencias para ambos cuerpos celestes: la Luna se aleja de la Tierra al año casi cuatro centímetros.