«Chickenshit» es la palabra más repetida en Washington en los últimos días. En español, el vulgar término se podría traducir libremente como «cobarde», con una fuerte carga despectiva, y, según el periodista estadounidense Jeffrey Goldberg, de la revista The Atlantic, fue el que usó un alto funcionario anónimo de la Casa Blanca para referirse al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
«Lo único que le interesa (a Netanyahu) es protegerse de las derrotas políticas», le dijo el funcionario a Goldberg, un periodista con conocimiento de las dinámicas internas del gobierno y quien ha entrevistado a Netanyahu y al presidente Barack Obama.
Obama y Netanyahu se reunieron a principios de este mes.
«No tiene agallas».
La frase fue revelada en un artículo de la revista y puso inmediatamente a la Casa Blanca en modo control de daños.
El portavoz presidencial Josh Earnest argumentó que el comentario no refleja la postura del gobierno y lo calificó de «contraproducente».
La línea oficial en Washington es que no hay una crisis y la relación bilateral está fuerte, hasta el punto que el presidente Obama ha hablado con Netanyahu más que con cualquier otro líder. Este mes se reunieron en el Despacho Oval y hay frecuentes intercambios entre otros funcionarios.
Pero la palabra usada para describir al líder israelí sirvió para poner en público las divisiones que se han gestado entre Israel y Estados Unidos.
Una alianza que el mismo Earnest calificó esta semana de «inquebrantable», «histórica» y «persistente» pero que Goldberg asegura que atraviesa su «peor» crisis.
Visiones muy diferentes
En declaraciones al parlamento de su país, el Knesset, Netanyahu dijo que valora la relación de su país con Estados Unidos y agregó que seguirá «defendiendo» a Israel a pesar de «todos los ataques que sufra».
«Debe entenderse que los intereses supremos de Israel, principalmente la seguridad y la unidad de Jerusalén, no son la principal preocupación de esos funcionarios anónimos que nos atacan a nosotros y a mí personalmente, porque el ataque contra mí llega sólo porque defiendo al estado de Israel», enfatizó.
Una de las razones que explican esas diferencias entre los dos países es que, aparentemente, Netanyahu y Obama no han logrado forjar una relación personal cercana a pesar de sus muchos encuentros.
«Tienen visiones del mundo muy diferentes y eso se refleja en las tensiones actuales», le dijo a BBC Mundo Robert Lieber, profesor de Gobierno y Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown, en Washington.
Los dos gobiernos también tienen problemas en dos asuntos políticos particulares: la construcción israelí de nuevos asentamientos en áreas disputadas y el programa nuclear de Irán.
El gobierno de Estados Unidos criticó fuertemente los asentamientos, con el argumento de que dañan los esfuerzos para lograr un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. Earnest los calificó esta semana de «ilegítimos».
Por otro lado, los dos gobiernos difieren en el posible acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, en cuya negociación participa Estados Unidos.
A Israel le preocupa que se pueda llegar a un acuerdo que le permita a Teherán preservar aunque sea parte de su programa y ayude a levantar algunas de las sanciones, pues Israel considera que las capacidades nucleares de ese país son una amenaza en su contra.
Vínculo fuerte
Aunque algunos la consideren una crisis seria, otros consideran que hay que poner la coyuntura en perspectiva.
«Esta no es la primera vez que hay tensiones entre Estados Unidos e Israel», le dijo a BBC Mundo Walter Reich, especialista en el conflicto palestino-israelí en la Universidad George Washington, en la capital estadounidense.
Debe entenderse que los intereses supremos de Israel, principalmente la seguridad y la unidad de Jerusalén, no son la principal preocupación de esos funcionarios anónimos que nos atacan a nosotros y a mí personalmente, porque el ataque contra mí llega sólo porque defiendo al estado de Israel.
Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel
«Ha habido diferencias, y las preocupaciones y prioridades de Israel no siempre han sido exactamente iguales que las de Estados Unidos», explica.
Lieber, por su parte, asegura que en el nivel oficial las relaciones no pasan por su mejor momento, pero «los fundamentos y las realidades subyacentes no se han visto afectadas».
Israel y Estados Unidos tienen una de las alianzas más fuertes en el plano internacional, la opinión pública en Estados Unidos tiende a apoyar a Israel en su conflicto con los palestinos y recibe considerable apoyo diplomático y económico de Washington.
Pero que las bases de la relación sigan fuertes no significa que no se estén evidenciando señales de deterioro.
El más reciente caso es el que acaba de presentar Goldberg en su artículo, cuyo artículo es precisamente «Llegó oficialmente la crisis en las relaciones entre Estados Unidos e Israel» y que a cuenta de una sola palabra ha puesto al gobierno de Obama en una situación incómoda con un aliado complejo.
Fuente [Bbc.co.uk]