Los órganos internos y especialmente el cerebro se tienen que mantener a 37 grados centígrados para funcionar adecuadamente.
Cuando uno empieza a sentir frío, algunos fluidos de la sangre se concentran en mantener calientes esas partes del cuerpo. Las zonas más afectadas son las manos y los pies.
Sin embargo, algunas personas sienten más frío que otras. Esto se puede deber a que son demasiado flacas o no tienen suficiente ácidos grasos.
Las personas que se ven más perjudicadas por el frío sin quienes sufren del fenómeno de Raynaud. Cuando se exponen al frío, sus vasos sanguíneos periféricos sufren espasmos y se constriñen mucho.
Sus manos y pies se ponen no solo increíblemente fríos, sino además morados y azules y, en el peor de los casos, gangrenosos.