Existen olores particulares que agradan a un grupo de personas en general. Este es el caso del olor que tienen los libros viejos. No obstante, esa atracción tiene una explicación científica.
Los olores, importantes para la vida humana, se asocian con experiencias, recuerdos y objetos preciados. El cerebro es capaz de reconocer olores y hacer que la persona disfrute de ellos.
Científicos de la University College de Londres usaron “análisis del espacio” para medir los compuestos volátiles que se producen cuando el papel se descompone: entre otros, la colofonia, ácido acético, furfural y lignina. Este último hace la mayor parte del trabajo, generando la famosa atracción.
El crítico de perfumes, Luca Turin, explicó que la lignina es un polímero que impide que los árboles se caigan. Con el paso del tiempo, la lignina se fragmenta y libera moléculas. Mientras más años, más fragmentos de lignina en el aire, más se puede captar el olor.
Gracias a esto, algunas librerías se las han arreglado para oler de esa forma. Así “alimentan a sus lectores a través del olor”. La información la reseñó el portal web Culturizando.
Los olores, poderosos para nuestro cerebro, son captados por uno de los órganos más sensibles. De esa manera, una persona se puede transformar en un ser susceptible a cualquier aroma.