La “política” es un arte. El arte de intermediar entre los seres humanos, para lograr objetivos comunes. El arte de acercar el poder a la gente. El arte de pensar en la ciudad y en su gente. El arte de soñar en un país mejor e intentarlo. En términos aristotélicos el arte de lo común, de los que es de todos: de la ciudad. La “politiquería” es una degradación de la pequeñez mundana de la “política”, en el manejo de las personas para beneficiarse, en el engaño y la manipulación, para asaltar lo que es de todos. En este enredo de conceptos los venezolanos han despreciado la “política” como una acción vil y rastrera, reservada para personas sin escrúpulos y despiadados.
En medio de esta tragedia la sociedad se ha reservado en el individualismo, sin visión de nación, ni de crecimiento como colectivo. En efecto, desde que nace la democracia y, con ella, avances en materia de derechos civiles y libertades ciudadanas, que contrastaron con la concentración del poder de los espacios políticos y sociales, una profunda crisis de legitimidad, por cuanto la soberanía del pueblo fue secuestrada por los partidos políticos y sus élites palaciegas.
Esta realidad se agrava en grado superlativo con el triunfo del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías (1998). Tiempo complejo, de democracia participativa y protagónica, cuya columna vertebral es el Sistema Nacional de Planificación, que implica una articulación entre todos los niveles de gobierno: Nacional, Estadal, Municipal y Comunidad Organizada. Esquema que queda a un lado para comenzar a construir el “Socialismo del Siglo XXI” (2005), con un modo de producción socialista, como fórmula, para salir de la pobreza. Para luego presentar la propuesta del “Estado Comunal” (2007) a través de los Consejos Comunales, Comunas, que profundiza el alejamiento con el Sistema Nacional de Planificación. Contiene el Estado Comunal un esquema jurisdiccional paralelo al Poder Municipal creado en la CRBV; todo ello en la construcción del Socialismo, para la creación del hombre nuevo, humanista, socialista.
En la construcción de su modelo socialista el gobierno revolucionario crea una de las mayores crisis económica, política y social, del país. La crisis económica generada, por una parte, por la incapacidad en diversificar y fortalecer la economía nacional y, por la otra, el empeño en estatizar: expropiando y tomando el control de las empresas en manos privadas; con lo cual lo único que ha fortalecido es al rentismo petrolero, que ahora se encuentra en tiempos de baja. La política en su incapacidad para entender que existe un país que piensa diferente y tiene la necesidad de expresarlo y la social, que a mí juicio es la más grave, por el control que ha venido ejerciendo el gobierno en las organizaciones sociales, para colocarlas al servicio de la revolución, que es el partido de gobierno: PSUV.
Con esto la lección que nos ha quedado es que los gobernantes, Tirios y Troyanos, han controlado lo que se dice y lo que se hace para que sea sólo su dirección la que prevalezca, con ello son los intereses de los partidos políticos y personales los que se imponen. En ese accionar han producido una sociedad desarticulada, individualista e indiferente, realidad que forma parte de los cambios profundos que deben operar en el país. El tema está en el ¿cómo? Y el ¿cuándo? Cómo: organizándonos y cuándo: para mañana es tarde. Es ¡ahora! Es tiempo de comenzar a pensar en colectivo y en una sociedad en la que podamos estar “todos” con objetivos comunes, para hacer POLITICA y no POLITIQUERIA.
Por Carlota Salazar Calderón