Qué complicados somos los seres humanos, tanto que es prácticamente imposible entendernos los unos a los otros. Todos supuestamente buscamos la Paz, una paz que pareciera desvanecerse entre nuestras manos a medida que más la buscamos, una paz que se nos hace etérea cuando miramos de manera global el mundo en el que vivimos.
En estos días recordamos los terribles sucesos terroristas en el World Trade Center con mucho dolor y, no podemos dejar de pensar en todas las críticas que se formaron, fundadas e infundadas, ciertas o no, en torno a las decisiones que se tomaron en ese momento por la Administración de los Estados Unidos de América. Todos tenemos nuestros puntos de vista y cada uno es muy distinto de los demás, por lo que debemos estar muy claros que el nuestro no siempre va a ser el más acertado.
Digo todo esto porque el mundo actualmente está muy convulsionado y con esto, se nos presentan muchas maneras de buscar la paz; muy lamentablemente una de estas vías hacia la paz, es la guerra, ¡grandes ironías de la vida!, pero es así nos guste o no. El problema más difícil es saber el momento en el que se deben producir enfrentamientos bélicos o la manera en que se deben producir. Estoy seguro que a todos nos encantaría que hubiese maneras de encontrar la tan anhelada Paz, que fuera a través de ella misma, pero al pensar en eso volvemos a caer en terreno un tanto utópico.
Tenemos en el mundo – aun cuando nos resulte difícil de creer en una era moderna – dictadores, autócratas, autoimpuestos, que buscan dominar a sus propios pueblos basándose en el terror, en la miseria, el hambre, la debilidad, el genocidio… Seres que se creen enviados por los dioses al más puro estilo de la antigüedad, que se creen dueños de todo, que profesan ideales absurdos, los cuales ellos mismos saben que no funcionan ni funcionaron ni funcionarán; seres que incluso se aferran en la religión para proclamar guerras y ataque suicidas… pero esto no es lo peor, lo peor es que existan Estados que los apoyen y los alienten, por meros intereses políticos, económicos y más aun, de poder, ese poder que tanto corroe.
Y es en este momento cuando uno piensa, ¿existe o existirá la Paz absoluta, la Paz verdadera, la Paz que anhelamos o es solamente un espejismo que se nos presenta a lo lejos? Mientras esa pregunta obtiene su respuesta, lo que podemos ir adelantando es, por lo menos encontrar la Paz de adentro hacia afuera, primero con nosotros mismos, con nuestras familias, con nuestro entorno, en nuestro país y poco a poco nos lograremos acercar y entender más los unos a los otros, dejar de ser tan egoístas, en ese momento tal vez consigamos que se vayan deponiendo las armas. Debemos escucharnos, hacernos caso, conciliar, porque mientras exista gente capaz de matar y exterminar a su propio pueblo, tendrán que existir otros que luchen contra ellos en búsqueda de libertades, pero libertades Verdaderas, no el significado que unos pocos le dan a tan hermosa palabra. Crezcamos como seres humanos, como pueblos unidos y estaremos más cerca de lo que buscamos.
Enrique J. Mundarain Egui
Twitter: @emundara