Cientos de personas habían seguido con atención en la plaza a través de una pantalla gigante el discurso del presidente Mahmud Abás, que pidió al mundo que «emita un certificado de nacimiento para el estado de Palestina».
La animada muchedumbre aplaudió, gritó y se abrazó para celebrar lo que muchos consideran un pequeño paso en el largo camino hacia la independencia y el fin de la ocupación israelí.
Los asistentes aplaudieron poco antes la intervención de Abás, al tiempo que ondeaban banderas palestinas, carteles con la foto del presidente y banderas amarillas del movimiento nacionalista Fatah, que este encabeza.
Miles de palestinos siguieron el plenario en la ONU pegados a sus televisores en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.
«Las cosas van a cambiar porque todo el mundo nos está reconociendo. Hasta ahora éramos una tierra ocupada y ahora por lo menos tenemos un estado aunque Israel siga haciendo lo que quiera con nosotros», declaró a Efe en Ramala Hanim El Hashra, empleada de un laboratorio de 32 años. «Todavía no es lo que queremos pero espero que sea un paso más para poder ser algún día libres e independientes», sentenció.
Mucho más escéptico se declara Adam, oficial de policía también presente en la atiborrada plaza, que asegura que «nada va a cambiar porque todos los grandes países están con Israel», aunque considera que, de todos modos, la iniciativa de esta noche es buena para los palestinos. «Pensábamos que cuando (Barak) Obama ganó las elecciones habría muchos cambios pero se ha demostrado que nada ha cambiado», dice.
También tiene sus dudas sobre los beneficios del reconocimiento internacional Mayala, una mujer de 36 años en paro que siguió atenta el discurso con su hijo de 3 años sobre los hombros. «No me gustan los políticos, trabajan para ellos mismos no para el pueblo», señaló, aunque mostró su esperanza de que Abu Mazen (Mahmud Abás), que le gusta mucho menos de lo que le gustaba Arafat, «trabaje duro y consiga algo que sea bueno para la gente de la calle» como ella, que llevo mucho tiempo buscando trabajo infructuosamente.
La enorme pantalla en la plaza no emitió la intervención que siguió a la de Abás, la del representante israelí en la ONU, Ron Prosor, que echó en cara al líder palestino que no controla la mitad del territorio que pretende sea considerado un estado.
Carteles que pedían el retorno de los alrededor de seis millones de refugiados palestinos, mostrando el mapa de la Palestina histórica y la llave, símbolo de los que se fueron tras la creación del estado de Israel, en 1948, adornaban esta noche la plaza de Arafat, donde los altavoces emitían música nacionalista.
Otros carteles mostraban imágenes del histórico Arafat junto a Abás y de un campesino con una alambrada delante que rompe con una espiga, mientras un gran letrero azul rezaba «Estado de palestina, miembro de la ONU».