Hace casi un siglo (1916) que Vicente Huidobro y otros poetas dieron vida al movimiento creacionista. Una afrenta directa al modernismo que, con Rubén Darío, daba vida a la exquisitez literaria del exotismo y la perfección rítmica y métrica. La búsqueda literaria latinoamericana se centra con él, en la idea de “crear” en el poema; contrario a “importar” imágenes que eran ajenas a nuestra latinoamericanidad. Hoy, a casi un siglo, pareciera que el movimiento creacionista recobra vida y con otro sentido.
“Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.”
Dice Huidobro en su “Arte Poética”; señalando que no vale tomar prestados los mundos ajenos para embellecer, diciendo que no vale calificar exhaustivamente sustantivos prestados porque son extranjeros que rondan el terruño y lo empobrecen. Luego nos recuerda en el poema que “Estamos en el ciclo de los nervios/ El músculo cuelga/ Como recuerdo, en los museos/ Mas no por eso tenemos menos fuerza: / El vigor verdadero/ Reside en la cabeza.” Maravilloso verso; porque nos habla de frente para decirnos que no se trata de “cuanto mundo haya” sino de cuanto mundo logremos interpretar con el intelecto, y que el primer mundo ha de ser el nuestro; el inmediato. El que no admira la belleza propia carece del sentido de participación –como diría Szymborska-.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;
No importemos modelos, ideologías, formas políticas. Para qué hablar de socialismo, comunismo, capitalismo, liberalismo… “Haced florecer el venezolanismo” debemos reinterpretar.
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.
El Poeta es un pequeño Dios.
Yo diría –si Huidobro me lo permite-
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas en Venezuela
El político verdadero
es un pequeño creador en su tierra.
Si no admiramos y nos abrimos a nuestra propia realidad y circunstancia estaremos como la princesa de Sonatina eternamente… “La princesa está triste/ qué tendrá la princesa(…)” Y no hay príncipe que venga a salvarla. Debemos ser nosotros con arpa, cuatro, maracas y un turpial, que nos hable de la mañana. La democracia venezolana es un proceso nacional que debe “crearse” sin matices importados que le hagan torpe y frívolo.
Por Nancy Arellano / @nancyarellano