Ve, si vos estáis en algún lugar y observáis que viene un gordote medio pícaro con un barullo, muy alebrestado hablando hasta por los codos, echándole lavativa a todo el mundo, metiendo embuste a diestra y siniestra, tarareando “cuando voy a Maracaibo…” y haciéndose notar entre los demás con un voceo que no todos saben imitar, ¿que pensáis?
Simplemente que ese carajo es maracucho.
Es que no puede ser de otra parte, porque ser maracucho es pensar en la tierra del sol amada, en calor, en el lago, en la exageración, en el puente y en La China a quien ama fervorosamente, esa que se le apareció dibujada en una tablita que brillaba mucho, a una humilde mujer que lavaba su ropa a orillas del Lago.
Aún cuando los zulianos sean mas ordinarios que una serenata con los Diablos de Yare, son muy querendones, jodedores, parranderos, joviales pero sobre todo muy regionalistas y no se cansan de decir que ellos viven en la República Independiente del Zulia, pa´ que vos lo sepáis.
Pero vos queréis saber para qué son buenos los maracuchos, mi hermano, para comer. En eso no se los gana nadie. Y es que comen con tanto gusto las mandocas con bastante maduro, mantequilla y queso rallado, los patacones rellenos con bastante salsa, el mojito en coco con arroz y plátano verde, además de los huevos chimbos que les encantan y su correspondiente cepillado de cualquier sabor. Que molleja e´jartazón.
Son muchos los maracuchos que se han venido para estas tierras orientales, tantos que se están embullando y buscando los cobres para ver si pueden irse para Maracaibo el 18 de Noviembre, en un bus alquilado, a celebrar la feria de la Virgen de Chiquinquirá.
Veeer.ación primo, tendrá que ser uno bien mamarrúo, del tamaño del puente Urdaneta pues, para que pueda caber toda esa cuerda de trimarditos cañeros que lo que van primero es pa´que Luis donde las cervezas están bien frías y después de estar todos medio carburiados, irse para la Basílica a oír la misa y rematar en el Paseo del Lago disfrutando del amanecer gaitero hasta terminar hechos molleja.
Lo mas seguro es que algunos de esos toños que no puedan ir se queden aquí evocando la Cabra Mocha de Josefa Camacho o más aún, a María la Bollera. A los otros no les quedará mas remedio que escuchar por la radio o en el equipo de sonido un disco de Betulio, de Maracaibo 15 o de los Gaiteros de Pillopo para sentir que están en su pueblo.
Quizás prenderán el televisor para ver aunque sea la ceremonia desde la Basílica de la Virgen de Chiquinquirá y pedirle sus bendiciones.
Felicitaciones maracuchos.
Por: Gliceria Gil / @Glimargica