Mitt Romney ganó el primer debate por la Presidencia de Estados Unidos. Según una encuesta realizada por CNN, 67% de los televidentes estadounidenses consideró que el candidato republicano se impuso ante el actual presidente Barack Obama al marcar el ritmo del encuentro.
Romney utilizó el debate del miércoles para colocar al presidente Barack Obama a la defensiva en materia de salud pública, empleos y otros asuntos, mientras la renuencia del mandatario a responder severamente le dio esperanzas nuevas a los republicanos.
Romney consiguió resaltar sus principales temas de campaña —reducción de impuestos, menos regulación, rechazar el programa de salud púbica de Obama— evitando responder en su mayor parte a las exigencias del mandatario para que proporcionara detalles sobre cómo se pagarían sus propuestas o el cuidado de la salud y bienestar de los estadounidenses.
Por otro lado, ni Obama ni el moderador del debate presionaron a Romney sobre algunos de sus puntos más vulnerables, entre los que se encuentra la aseveración de Romney de que 47% de los estadounidenses son dependientes dóciles del gobierno, un tema difundido profusamente en anuncios por televisión y conversaciones públicas durante las últimas dos semanas.
El debate de 90 minutos en Denver pudo haber sido demasiado endeble para capturar a millones de telespectadores estadounidenses y cambiar la dirección general de la campaña. Las encuestas muestran que Obama tiene ventaja en estados cruciales.
Pero el encuentro complació a los republicanos convencidos de que Romney fue agresivo sin sobrepasarse, y quienes se sorprendieron de la cautela de Obama, en ocasiones apático.
Incluso algunos demócratas admitieron a regañadientes que Romney tuvo un buen debate.
“Pienso que ganó, desafortunadamente”, comentó Karl Amelchenko, un abogado de 36 años de edad de Raleigh, Carolina del Norte, quien apoya a Obama. “Romney fue agresivo; atacó”.
Los candidatos tienen dos debates más este mes, y un reporte gubernamental sobre empleos a emitirse el viernes podría trastocar la contienda. Obama ha transmitido más anuncios por televisión que Romney en varios estados cruciales, y no está claro si Romney puede continuar su sólida actuación en el debate sin ser enfrentado a cuestionamientos incisivos.
Obama y el moderador Jim Lehrer reiteradamente dejaron pasar la oportunidad de obligar a Romney a detallar cómo recortaría los impuestos en cada nivel de ingreso sin acrecentar el déficit u obligar a la gente de ingreso medio a pagar una factura fiscal total más alta.
“Si ustedes creen que podremos recortar impuestos en cinco billones de dólares y agregar dos billones en gasto adicional que no están solicitando las fuerzas armadas”, dijo Obama, “y piensan que cerrando brechas jurídicas y deducciones a la clase acomodada, no terminarán de alguna manera pagando la cuenta, entonces el plan del gobernador Romney podría funcionar para ustedes”.
“Virtualmente todo lo que acaba de decir sobre mi plan fiscal es inexacto”, replicó Romney. “No estoy buscando un recorte fiscal de cinco billones de dólares”, afirmó.
Mientras Romney acusaba a Obama de mentir sobre su plan fiscal, el presidente alternaba entre mirar directamente a su adversario republicano e inclinar la cabeza para tomar notas.
Romney dijo que reduciría las tasas de impuestos sobre ingresos sin sumarlo al déficit y sin disminuir “la cuota pagada por individuos con ingresos altos”. Según economistas, Romney aún no ha explicado cómo lograría eso.
Obama pareció frustrado, pero casi resignado. Señaló que el compañero de fórmula electoral de Romney, el legislador Paul Ryan, “ofreció un presupuesto que refleja muchos de los principios sobre los que habló el gobernador Romney. Y no estuvo muy detallado. Esto parece ser una tendencia”, indicó.