Con el cuento de combatir el contrabando y de garantizar que el pueblo tenga acceso a los alimentos, el presidente Nicolás Maduro anunció la implantación de captahuellas en todos establecimientos expendedores de alimentos al detal sin ninguna excepción, convirtiendo de un solo mamonazo a todos los venezolanos en sospechosos de ser contrabandistas. Aunque una semana después con poca fuerza en la voz dijo que la medida sería voluntaria, sin embargo voluntaria o no, la medida debe ser rechazada por el pueblo venezolano por represiva y humillante al pueblo venezolano.
Mas que combatir el contrabando y de garantizar “abastecimiento justo” para el pueblo venezolano, Nicolás Maduro por órdenes de los hermanos Castro, con la captahuellas o libreta de racionamiento tecnológica, lo que busca es espiar mas el movimiento de los venezolanos e implantar una libreta de racionamiento como la que funciona en Cuba desde hace mas de 50 años, la cual ha servido para esconder la escasez y la ineficiencia del régimen comunista de los hermanos Castro. Sin dudas, tanto Maduro como los hermanos Castro, menosprecian a los venezolanos y creen que aplicarán fácilmente la libreta de racionamiento cubana en Venezuela, pero el tiro le va a salir por la culata.
En ese mismo orden, dicen los abogados que “a confesión de parte relevo de pruebas”. Un día después que Maduro anunció que la captahuellas solo sería aplicada de manera voluntaria, el gobernador del estado Táchira, José Vielma Mora, propuso aumentar el sueldo a los guardias nacionales cmo medida para combatir el contrabando. Con esa proposición el gobernador del Táchira reconoce tácitamente que el contrabando de alimentos y de gasolina pasa para Colombia por las alcabalas donde están los guardias nacionales. No hay que olvidar que entre San Antonio y Cúcuta siempre existieron los llamados pimpineros que se llevaban a Colombia unos cuantos litros de gasolina, pero con la revolución roja chavista nació el negocio de las gandolas anchilargas que transportan hasta 100 mil litros de gasolina y hasta 50 toneladas de alimentos.
Ahora bien, volviendo a las fulanas captahuellas, como la idea original es colocarla en todos los negocios sin excepción, lo que significaba que hasta las bodeguitas mas humildes de los sectores populares cuyos dueños compran 10 kilos de harina pan en el supermercado para revenderlo en el barrio, unos cuantos boliburgueses enchufaos se está frotando las manos por el gran negocio que harán con la venta de las maquinitas. No estamos hablando de quinientos o mil maquinitas, son miles de expendios de alimentos grandes y pequeños que serían obligados a comprarla. Los supermercados de las grandes cadenas tienen hasta 10 puntos internos para cobro, lo que significa que cada punto tendría una maquinita.
El gobierno con el cuento de la guerra económica y el contrabando de alimentos hacia Colombia quiere tapar la ineficiencia y las pésimas políticas económicas aplicadas durante los últimos 15 años de revolución roja chavista, donde a parte de la corrupción que se ha tragado mas de 1500 millardos de dólares producto de la venta de nuestro petróleo en el exterior, también se ha chupado mas de 200 mil millones de dólares que han entrado a Venezuela por concepto de préstamos otorgados por otros países como China, la expropiación de empresas prosperas y destrucción del aparato productivo nacional, es lo que ha provocado hasta este momento una alta escasez en productos alimenticios, que alcanza hasta el 80% en algunos rubros.
Tanto el dinero de la venta de nuestro petróleo, como los préstamos otorgados a Venezuela por gobiernos de otros países, han servido para enriquecer a boliburgueses que antes de 1999 no tenían donde caerse muertos, y hoy tienen grandes fortunas en dólares en el exterior. Igualmente ha enriquecido a personas nefastas como Daniel Ortega de Nicaragua y Evo Morales de Bolivia, quienes forman parte de un club de chulos mantenidos por el gobierno chavista, mientras los venezolanos pasan hambre y padecen escasez.
Por Gerónimo Figueroa Figuera