Otra vez el Plan Patria Segura. Esta vez se trata del asesinato de otro venezolano con dos balazos muy certeros en la cabeza disparados desde un convoy militar adscrito a la 41 Brigada Blindada que transitaba después de la media noche por una calle de la parroquia Santa Rosa de Valencia, cuando un pequeño carro Ford Fiesta, su conductor tuvo que maniobrar para no chocar contra un vehículo militar que sorpresivamente desembocó en la esquina, pero los militares en vez de prestarle auxilio, dos argentos francotiradores entrenados para matar, lo que hicieron fue disparar exactamente donde calcularon estaba la cabeza del conductor.
El asesinato fue el 8 de agosto, el mismo dia que colectivos del 23 entregaron las armas y al mismo tiempo fueron insertados por Maduro a la milicia bolivariana.
Anderson Oliveros, estudiante de Derecho en la Universidad de Carabobo, celebraba sus 20 años y en su honor se realizaba una pequeña reunión en su residencia y pasada la media noche le pidió prestado a su hermano un vehículo para llevar a una amiga a casa. Ya de regreso, a seis cuadras de su hogar, para comerse la torta de piña que sus familiares le habían preparado encontró la muerte de dos balazos en la cabeza y los militares después asesinarlo recogieron las conchas de los proyectiles disparados para “limpiar” el sitio del crimen.
Luego se dirigieron hacia el pequeño carro y al abrir la puerta del chofer, se encuentran que Anderson no andaba solo, lo acompañaban dos amigos Moisés y Katy. En ese momento los del Plan Patria Segura intentaron huir y Katy se paró frente al convoy militar para impedir que se fugaran, mientras Moisés llamaba por teléfono a sus compañeros que se encontraban en la reunión familiar y daba gritos para alertar a los vecinos de la cuadra, los cuales salieron y cercaron al convoy evitando que los militares asesinos escaparan.
Hace pocas semanas el país se estremeció con la muerte, en el estado Falcón, de Luimina Pacheco y sus hijas a manos de guardias nacionales, quienes fueron excusados por el gobierno diciendo que no eran miembros del Plan “Patria Segura” sino que se encontraban en persecución de un criminal. Igualmente esta en la lista de los caídos frente al Plan Patria Segura el motorizado con un balazo de fusil por la espalda disparado por un guardia nacional en Petare del municipio Sucre, de Miranda.
En ese sentido, y mientras no haya un Plan de Seguridad Ciudadana bien diseñado por gente que sepa de eso y el gobierno de Maduro mantenga al ejército en la calle como símbolo de miedo a la población, la muerte de Anderson Oliveros no será la última producida por disparos de las armas que la república entrega a los militares para que protejan la frontera o de cualquier ataque externo.
Ministros y generales se dan palmaditas en sus hombros felicitándose por el funcionamiento del Plan y Cada vez que muere un civil, nos aseguran que los militares implicados serán investigados e irán presos, pero inmediatamente con propaganda barata se apuran a recordarnos que el Plan ha “disminuido la delincuencia”. Eso es como decir, no importa que los militares asesinen a civiles inocentes como Anderson Oliveros de 20 años de edad, estudiante a punto de graduarse de abogado y con muchos sueños de futuro.
El Plan Patria Segura es una mentira mas grande que la Catedral de Roma. Cada semana y cada mes aumenta el número de muertos por la violencia sembrada por un discurso perverso, pareciera que hay que temerle mas a una alcabala o patrulla militar que a la propia delincuencia que también está muy bien armada. Y lo mas preocupante, es que la clase política democrática da respuestas muy tímidas y la ciudadanía está como adormecida sin reaccionar. Los soldados y especialmente los francotiradores están entrenados para matar y eso hay que pararlo.
Gerónimo Figueroa Figuera.-