Hay planteamientos que por lo destemplados y sin fundamentos, provocan risas. Un país como Venezuela, donde sus tanques de guerra cuando los mueven se accidentan en las carretas o simplemente no tienen batería para encender, un país donde los aviones tucanes y F-16 están paralizados por falta de mantenimiento y las bombas están amarradas con alambres, alguien en sano juicio pueda creer que es una amenaza militar para cualquier país, y mucho menos para la primera potencia militar del mundo como los Estados Unidos de Norte América, que no solo tienen armas ultramodernas sino que sus soldados están bien entrenados para la guerra.
Cuando vemos las alharacas patrioteras del gobierno nacional en cadena de radio y televisión, recogiendo firmas para frenar una posible invasión por parte del imperio norteamericano, lo tomamos como lo que es, propaganda basura producida por el aparato cubano de los hermanos Castro, con el propósito de esconder los verdaderos problemas del país como la inseguridad, la escasez de alimentos y de repuestos para vehículos y maquinarias agrícolas, una alta inflación que pasa del 70% con altos precios para los venezolanos que cada día somos mas pobres, mientas países vecinos se siente el progreso y la inflación se ubica entre 04% y 06%, respectivamente.
Pero, cuando vemos cartas como la del gobernador de Lara, Henri Falcón, quien además fue militar profesional y le dieron de baja en el año de 1987, aunque no participó activamente en los golpes de estado del 4 de febrero y 27 de noviembre 1992, si ayudó a legalizar en 1994 lo que los militares golpistas bautizaron como Movimiento Bolivariano 200, pidiéndole al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, revoque el decreto que supuestamente amenaza a Venezuela, argumentando que los venezolanos somos pacíficos. En que somos pacíficos, tiene razón.
Ahora bien, cuando vemos y analizamos la carta de Henri Falcón, lo único que se nos viene a la mente, es que pareciera que hay una fuerte intención de defender a los 7 sancionados por corrupción y violación de los Derechos Humanos en Venezuela, dentro los cuales seis son militares activos de alto de alto rango. Pero eso no es todo, Henri Falcón en su carta pretende hablar a nombre de todos los venezolanos, y esa vaina no es así. Yo por lo menos tengo criterio propio y nadie está autorizado para hablar en mi nombre.
La historia está escrita, y nadie puede cambiarla. Este famoso decreto fue aplicado a Irán por apoyar al terrorismo y a Rusia por alterar las fronteras con Ucrania a su favor. A estos países les aplicó sanciones de no poder hacer negocios con compañías norteamericanas, mientras que a Colombia cuando Clinton era presidente, fue para solicitar en extradición a los terroristas y narcotraficantes que inundaban el territorio de EEUU con drogas. Nunca las sanciones fueron para el pueblo colombiano, y siempre mantuvo la ayuda
militar al gobierno para combatir a los terroristas y narcotraficantes.
Ahora bien, cual sería la supuesta amenaza de Venezuela contra EEUU, es que al parecer, mas de 190 personas entre iraníes, palestinos, sirios y otras nacionalidades con pasaportes venezolanos, supuestamente habrían sido detenidos en la frontera de Canadá con EEUU, lo cual pudiera poner en riesgo la seguridad y producir actos como los ocurridos el 11 de septiembre del año 2011, contra las torres financieras, el Pentágono y la Casa Blanca.
Lo ultimo. En la víspera de la cumbre de las Américas celebrada en Panamá, voceros del gobierno norteamericano, incluso, uno de ellos vino a Venezuela, ratificaron que las sanciones son contra siete violadores de derechos humanos y no contra los venezolanos en general. Prueba de eso es que PDVSA a través Sitgo, sigue vendiendo petróleo en los Estados Unidos y el comercio entre ambos países está por el orden de los 40 mil millones de dólares anuales, siendo Norteamérica el primer socio comercial de Venezuela.
Sin embargo, creo que la Mesa de la Unidad Democrática no ha dado una respuesta contundente y clara. La respuesta debe ser política, y no diplomática.
Por Gerónimo Figueroa Figuera