Con la resolución 008610 del Ministerio de la Defensa, el presidente Nicolás Maduro, a través del general Vladimir Padrino López, autoriza a todos los miembros de la Fuerza Armada Nacional que vayan supuestamente a controlar las manifestaciones de los venezolanos que estén molestos por los problemas que acogotan a Venezuela, a disparar y matar a quien les de la gana sin tener que asumir responsabilidades frente a los tribunales de justicia. Eso es como poner una hojilla en las manos de un mono. Autorizan a guardias y soldados a llevar fusiles de guerra y granadas fragmentarias, en vez de balas de goma y bombas lacrimógenas, que también son ilegales usarlas en manifestaciones.
Esta resolución redactada de manera gorila, no solo viola el artículo 68 de la Constitución Nacional que establece claramente el no porte de armas en las manifestaciones, sino que también se lleva en los cachos la Carta Interamericana de la OEA, la de la ONU, la de Mercosur, UNASUR y la de la CELAC. Todas estas cartas de manera unánime, protegen los derechos humanos de los ciudadanos de forma universal. O sea los tipos con esta resolución están apostando el resto y dispuestos a jugarse a Rosalinda con el mayor desprecio hacia los venezolanos.
Reza el viejo dicho. Las cosas por sabidas se callan y por calladas se olvidan. Una de las cosas que siempre repetía a todo pulmón el fallecido comandante galáctico, era que los gobiernos democráticos anteriores habían establecido la pena de muerte con aquello de disparar primero y averiguar después, cosa que nunca fue verdad, pero el comandante galáctico siempre lo repetía y lo siguen repitiendo sus cómplices golpistas del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992. Ahora Maduro y su ministro de la Defensa ponen en práctica la pena de muerte en las manifestaciones.
El aparato represivo de los hermanos Castro ya diseño el libreto para que los que forman parte del ade los enchufaos en los distintos organismos del estado, justifiquen y avalen el texto de la resolución como legal, pero que realmente no aguantaría ni un solo vistazo de cualquier estudiante de primer año de derecho. Es así como la Fiscal Luisa Ortega Diaz, el Defensor del Pueblo, Tareck Willian Saa, diputados de la Asamblea Nacional y algunos tarifados por el régimen, diciendo que el texto es legal y se ajusta a la Constitución Nacional, para que cuando vengan los muertos, los jueces, especialmente las del TSJ, digan que las manifestaciones se salieron de control y los pobres soldaditos tuvieron que disparar.
La 008610 de Maduro y Padrino López, por ser una resolución ministerial está por debajo de la Constitución Nacional, que es la madre de las leyes, luego viene las leyes orgánicas, las leyes especiales, decretos presidenciales y después es que vienen las resoluciones ministeriales. Eso lo sabe cualquier estudiante recién ingresado a la Escuela de Derecho de cualquier universidad. Con esa resolución que autoriza a disparar contra los asistentes a las manifestaciones, El presidente Maduro y el general Padrino López, pretenden convertirse en legisladores por encima de todo lo establecido en nuestra Carta Magna
Cuando hablamos que la resolución es como poner una hojilla en las manos de un mono, es porque el gobierno a quien envía a las manifestaciones es los miembros de colectivos disfrazados de guardias nacionales, los cuales están entrenados para aplicar la intolerancia y matar a la disidencia. Igualmente los soldados que, aunque no están entrenados para la intolerancia ni para asesinar a nadie, solo es personal de tropa que sirve durante dos años en las filas de las fuerzas armadas y luego regresan a sus casas, por lo que no están preparados para el control de manifestaciones.
Ahora bien, como el régimen es especialista en agresiones y represión, no tenemos ninguna duda que cuando se produzca una manifestación para protestar por los problemas que acogotan a los venezolanos, enviaran agentes para infiltrarla y provocar para que los colectivos disfrazados de guardias nacionales y los soldados tengan argumentos para que disparen a matar.
Por Gerónimo Figueroa Figuera